Nada sin nosotras



Con la sala de sesiones de la Junta Departamental de Montevideo (JDM) repleta, se desarrolló la actividad “Territorio de mujeres. La participación política de las mujeres”. En la misma hicieron uso de la palabra, las Senadoras Constanza Moreira y Verónica Alonso, la Diputada Cecilia Eguiluz, la politóloga Verónica Pérez, la Coordinadora Residente de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Uruguay Denise Cook, la Presidenta de la JDM Delia Rodríguez y las edilas Cristina Rufo y Mariana Felártigas, Presidenta y Vicepresidenta, respectivamente de la Comisión de Equidad y Género de la JDM.

La apertura del evento estuvo a cargo de Cristina Ruffo quien en su oratoria, hizo hincapié en que “la visión femenina, no sólo a nivel parlamentario sino también en cargos directivos, le ha impuesto otra mirada, una mirada distinta, muchas veces en favor del encuentro y no del disenso”. Para la representante departamental, “debe quedar claro, para los que aún no entienden, que no venimos a competir, que venimos a sumar para que la democracia sea plena, en derechos e igualdad.” Asimismo, la edila reflexionó que “mucho se habla de que es el momento de la acción, de poner en obra lo que se habla, lo que se discute, lo que se piensa. Es el momento en que juntos podemos avanzar.”

Por su parte, la edila de Casa Grande-Frente Amplio, Mariana Felártigas, sostuvo: “las mujeres hacemos política todo el tiempo, lo que quizás nos está faltando es acceder a los lugares de representación, a los lugares de dirección, a los lugares donde se toman las decisiones. A esta actividad invitamos a las militantes sociales, a las militantes territoriales, a los concejos, a organizaciones sociales. Todas quienes están hoy aquí hacen política todo el tiempo; son ustedes las que están promoviendo, en los diferentes territorios, los temas que nos interesan, los temas de género, los temas propios de las mujeres. Creemos que esa es la única manera en que podemos llegar a diversificar y enriquecer la agenda pública y la agenda de gobierno.”

En tanto, Denise Cook relató que en este Mes de la Mujer, la ONU ha dado a conocer todos los datos que pueden ser pertinentes sobre el lugar que ocupan actualmente las mujeres uruguayas en los cargos de decisión, hacer un mapeo de la situación, lo cual consideran que va a ser muy útil para la toma de decisiones. “En Uruguay vemos que existe una gran distancia entre la igualdad formal, la garantía de derechos por la vía de leyes e instituciones, y la igualdad sustantiva, que realmente asegura el ejercicio efectivo de esos derechos.”

Cook recordó que, en lo respecta a la proporción de mujeres en la Cámara Baja, Uruguay se ubica en el Nº 93 del ranking mundial, con un promedio de representación femenina del 20%. En relación a la media mundial, nuestro país queda por debajo del promedio del 23,4%, y también está por debajo del promedio de América Latina y el Caribe. Para Cook esto llama mucho la atención “porque históricamente Uruguay fue el primer país de la región en darle el voto a la mujer. Se adecuaron las leyes muy rápidamente a esa presencia política y, sin embargo, en la realidad las cifras demuestran que no se ha llegado a esa igualdad sustantiva ni al ejercicio efectivo de esos derechos.” La experta cerró su intervención enfatizando en la necesidad de “quitarle esa connotación negativa que sigue teniendo la palabra feminismo. Me declaro abiertamente feminista. Para mí ser feminista es simplemente buscar la igualdad; no es buscar la competencia leal ni desleal. Es buscar la igualdad, no la confrontación.”

Mientras tanto, la politóloga Verónica Pérez, se refirió a la actual discusión en el Poder Legislativo sobre el llamado proyecto de “Ley de Cuotas”, y sobre la paridad. “Este evento tiene lugar en el momento en que el Parlamento está discutiendo el tema de la cuota y la paridad. En realidad, al parecer se está discutiendo más sobre la cuota que sobre la paridad. Hay un proyecto con media sanción sobre cuotas que pasó a la Cámara de Diputados. Ambos tipos de medidas -que son lo que en Ciencia Política se llama medidas de acción afirmativa- influyen sobre lo que los politólogos llamamos el nivel de la demanda, es decir, la fase en la que se seleccionan candidatos”. La cientista política resaltó que “tanto las leyes de cuota como las de paridad influyen sobre el equilibrio que los partidos hacen en el tema de la presencia de hombres y mujeres en las listas de candidatos”, y agregó que “la cuota y la paridad son consideradas la ‘vía rápida’ -entre comillas- para el acceso de las mujeres a cargos de representación política. Pero ambos tipos de medidas parten de supuestos diferentes. Las cuotas son medidas compensatorias, es decir, medidas que se aplican porque se entiende que en la base de los partidos políticos existe una masa grande, crítica, de mujeres que militan y que por diversas razones no pueden acceder a los lugares o cargos de decisión política. Las razones muchas veces son estructurales, pero también las hay relacionadas con factores de discriminación dentro de los procesos de selección de candidaturas, y a eso es precisamente a lo que apuntan las cuotas.”

Con respecto a la paridad, Pérez argumentó que se está un paso adelante, reflexionando que “en realidad, la idea de paridad es posterior a la de cuotas. Esta última es de la década del ‘90, mientras que la idea de paridad es de la década del 2000. La paridad es concebida como un principio democrático, no exclusivamente como una medida compensatoria. La paridad supone que el estatus de ciudadanía política es igual para hombres y mujeres, y que es justo que hombres y mujeres integren en forma paritaria los lugares de decisión.”

Por su lado, la Senadora del Partido Nacional Verónica Alonso, comenzó su exposición reconociendo que no siempre entendió necesaria la aprobación de una Ley de cuotas, señalando que antes de ingresar a la vida política, no estaba a favor de la cuota. En tal sentido, sostuvo que “entendía que no era un mecanismo apropiado, no me gustaba. Cuando ingresé a la Cámara de Representantes en el período pasado veía la cuota como un mecanismo de discriminación que no podía aceptar. Era así porque me sentía capaz, porque sentía en las mujeres la capacidad de obtener espacios por derecho y no por cuota, y porque entendía que las mujeres los merecemos”. Prosiguió: “¿qué fue lo que pasó en esos últimos años que me hizo votar afirmativamente la semana pasada la ley de cuotas, e incluso trabajar para defender este mecanismo y esta herramienta? Cuando uno ingresa en el mundo político empieza a entender muchas cosas; empieza a entender las desigualdades y muchas de las dificultades. Entendí -y a ello me ayudaron muchas mujeres luchadoras desde este lugar- que era una herramienta válida para la participación de más mujeres en un mundo históricamente dirigido, manejado, conducido por hombres.”

La Senadora Alonso reconoció que todo este proceso le llevó un tiempo y que fue “abriendo la cabeza”. Reflexionó que “quizás ese es el desafío más importante, porque en el fondo esto es un tema cultural. Hay que ir rompiendo barreras y atavismos culturales instalados en los hombres pero también en las mujeres, ya que fuimos criadas en una sociedad patriarcal. Desde mi punto de vista, todo esto tiene que ver con un tema educativo.”

La Diputada colorada Cecilia Eguiluz, en tanto, señaló: “Yo creo que es indudable que debemos trabajar fuertemente en las internas para empoderar a más mujeres, para tratar de que la discusión no sea solamente la cuota, sino también cuántas mujeres van a encabezar las listas. Se tienen que hacer apuestas mayores en la interna para lograr mejorar algunos resultados. No alcanza solo con discutir la cuota, en lo que nosotras mismas nos involucramos porque entendemos que es una herramienta válida, necesaria y que movió la aguja en varias cosas, aunque en otras no.”

Sobre la multitudinaria marcha del pasado 8 de marzo, Eguiluz apuntó: “creo que la marcha fue movilizadora. Muchos hombres -y no me refiero a los que acompañan la marcha, que bienvenidos son, sino a los que no acompañan estas marchas pero las miran- se dieron cuenta de que las mujeres vamos por el poder. Eso es bueno, pero tiene sus bemoles. También eso pudo haber sido parte de la causa que cambió la aguja acerca de lo que tanto se venía discutiendo y sobre lo que muchos habían hecho discursos políticamente correctos, pero que luego, al momento de concretar, por lo menos en cuanto al tema de la suplencia en la Ley de Cuotas, no se efectivizó, porque perder el poder seguramente a muchos les dé miedo.”

La Senadora de Casa Grande-Frente Amplio, Constanza Moreira fue la encargada de cerrar el evento. Comenzó su participación resaltando que, a su entender: “Este 8 de marzo de 2017 tuvo un carácter distinto. Primero, hubo un paro internacional de mujeres. Es decir, se internacionalizaron medidas que hicieron del 8 de marzo no un día para que nos regalen una flor y nos deseen ‘feliz día de la mujer’, sino que se asumió un carácter protestatario.” Para Moreira muchas luchas confluyeron en esta fecha, como la lucha contra la violencia y la lucha por la paridad. Asimismo, acotó que ello “también nos ayudó a nosotras a protestar para que en un acto del 26 de marzo, del Frente Amplio, hubiera la misma cantidad de oradores hombres que mujeres.” La Senadora argumentó que “así que es la lucha contra la violencia, la lucha por la paridad, la lucha por la presencia. Yo creo que al “Ni una menos” hay que sumarle “Nada sin nosotras”.

En cuanto al proyecto de paridad, la legisladora expresó que el texto fue trabajado por la Bancada Bicameral Femenina: “fue aquel proyecto de paridad con unas pocas firmas, y luego los jefes de todos los partidos políticos del Uruguay, que son todos hombres… Hay mujeres cabeza de lista, pero los jefes de los partidos son hombres. El Uruguay, que era muy moderno, sigue teniendo un sistema de cacicazgos masculinos, que deciden por el orden de la lista, que deciden quién va primero y quién va después (…). Así que los hombres dijeron ‘Nosotros vamos hasta acá’. ¿Dónde era hasta acá? Era la cuota hasta un período más o dos períodos más. Ahí presionamos y dijimos: ‘No, la cuota es de los años ‘90. Ya la tienen todos los países de América Latina. La cuota la dejamos fija’. De lo contrario, si fuera por uno o dos períodos más les dejamos a las mujeres de los próximos diez años -porque son las mujeres las que pelean por la cuota- la responsabilidad de volver a conseguir dos tercios, con todo lo que eso conlleva.”

Para la líder de Casa Grande “fue un cambio de época que nadie se animara a hablar en contra de la ley de cuotas, que quedara instalada para siempre. Por supuesto que luego nosotras queríamos hacer unas modificaciones en el régimen de suplencias para que las mujeres no se vieran obligadas a renunciar y que luego entrara un hombre.” Moreira remarcó que “el impacto de la cuota para Uruguay tuvo un antes y un después. Logramos 25 legisladoras. En el Senado somos un montón de mujeres, que además hablamos muchísimo; está representada la voz de la mujer. En el Senado pasado éramos cuatro senadoras y terminamos dos, así que a la inmensa mayoría de las comisiones que iba no había ninguna mujer. Imaginen una discusión de salud sexual y reproductiva dada solo por hombres; imaginen una discusión de reproducción asistida dada solo por hombres; imaginen una discusión sobre violencia de género dada solo por hombres; imaginen una discusión sobre femicidio dada solo por hombres. Digo esto para que se den cuenta de la soledad de género en la que se discutieron las leyes de este país que afectan la vida cotidiana de las mujeres.”

Moreira sostuvo que “la otra cosa maravillosa que hizo la ley de cuotas fue obligar a los hombres a buscar mujeres. No tuvieron que buscar mucho porque estábamos al lado de ellos, éramos las que siempre habíamos estado, solo que ahora nos tenían que poner en la lista obligados. Entonces, la mujer se visibilizó, y ahora estamos todas peleando para que en las próximas fórmulas presidenciales haya una mujer.”

La Senadora finalizó su exposición señalando: “Uruguay es un país pequeño que depende, en buena medida, de su inteligencia: de su inteligencia política, de su inteligencia social, de su inteligencia institucional. Un país que no usa la mitad de su inteligencia nacional es un país condenado a ser burro. Las mujeres de este país son la mitad de su inteligencia nacional y un poquito más, porque están teniendo mayor nivel educativo que los hombres: el 67% de los estudiantes universitarios son mujeres. Entonces, no se puede desperdiciar la inteligencia de las mujeres en la construcción de un proyecto nacional porque, para países pequeños como el nuestro, la construcción de un proyecto nacional pasa por su inteligencia país”.

 

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