El empleo y los cambios programáticos



El empleo es un factor imprescindible para los niveles de producción, junto al factor capital y a los niveles de productividad de ambos factores. El empleo es fundamental para los ingresos de las personas ocupadas. En esencia, no hay producción sin empleo ni atención de la problemática social sin ingresos derivados del trabajo de las personas ocupadas. La semana pasada apareció la información oficial de la baja de la pobreza a 7.9% de las personas y a 5,2% de los hogares. Es una noticia muy positiva, pero es factible que las familias que mejoraron su situación no hayan podido resolver el tema educación de sus hijos. Sin un empleo digno pueden dejar de ser pobres, pero los problemas sociales como vivienda, educación y salud serán difíciles de resolver. Hay que atacarlos conjuntamente como problema de la fragmentación social.

Los problemas centrales del empleo son la desocupación abierta ( el que trabaja menos de una hora en la última semana, anterior a la encuesta), el subempleo (el que desea trabajar más horas de las que obtuvo), la informalidad (el que trabaja pero no aporta a la seguridad social) y se quedará sin los beneficios que ésta otorga y la precariedad, o sea la inseguridad en el trabajo. Está también el tema de la heterogeneidad estructural, donde hay sectores de altos niveles de productividad que pagan salarios elevados y sectores de baja productividad que pagan salarios más bajos.

Para atender los problemas del empleo es indispensable que haya crecimiento económico. Ésta es una condición necesaria pero no suficiente. El contenido de ese crecimiento es un factor clave para la atención de los temas del empleo. El PBI creció al 2,7% pero el desempleo no había mejorado. El contenido era central porque crecía transporte y comunicaciones que tienen muy bajos niveles de empleo, y descendían los niveles de producción en el sector agropecuario y, especialmente, en la industria manufacturera y la construcción que son generadores de empleo. Este resultado es una demostración de la necesidad de una estrategia de desarrollo que atienda la inserción económica internacional y el empleo. Máxime, cuando uno de los sectores centrales de dicha estrategia, como la industria manufacturera ha tenido una profunda caída en su participación en el PBI. De una participación de más de 23% hace 15 años descendió a 11,6% en 2017, lo que significa una profunda desindustrialización, que sin ninguna duda está afectando los niveles de empleo productivo. La estrategia sobre empleo tendrá que contemplar la atención de la heterogeneidad estructural impulsando el cambio tecnológico de los sectores de baja productividad y la participación en cadenas de valor de las pequeñas y medianas empresas. La atención de la industria manufacturera y los servicios es central para la inserción económica internacional, pero sin duda representan sectores claves para contemplar y resolver los distintos problemas del empleo.

Uno de los factores centrales para el futuro del empleo lo constituye en el mundo, y por supuesto en el Uruguay, el avance tecnológico. Hay diversos estudios sobre el futuro del empleo, vinculados a la robotización y a la inteligencia artificial. Hay investigaciones que plantean que estarán en juego más de la mitad de la población ocupada. Otras que plantean que podrán afectar a menos de un tercio de la población ocupada. Se discute cuántos empleos podrán ser incorporados con los cambios tecnológicos, con las nuevas formas de producir bienes y servicios y con los nuevos bienes y servicios que se vayan creando. Pero seguramente esto es más válido en el mundo desarrollado, que en países como Uruguay con el fenómeno de desindustrialización ocurrido en la última década. Nuevamente es indispensable la estrategia de desarrollo para definir, con la necesaria flexibilidad, los rubros y sectores prioritarios, teniendo en cuenta los posibles cambios tecnológicos.

La política económica para atender los distintos problemas del empleo no es independiente de los temas macroeconómicos de corto plazo, donde hay que atender el tema de la inflación junto al del crecimiento y el del empleo. La Reserva Federal de los EEUU contempla entre sus objetivos la estabilización de precios junto al tema del empleo, lo que los llevó a mantener por bastante tiempo muy bajas las tasas de interés e inclusive, se concretó una gran expansión cuantitativa de los medios de pago para atender el tema del empleo. Uno de los instrumentos de la política económica lo constituye la política cambiaria, que en los últimos años ha atendido con mayor prioridad enfrentar la inflación que atender los requerimientos de la producción y el empleo. La caída del tipo de cambio nominal de 28 pesos por dólar a 19 pesos por dólar, durante gobiernos frentistas, es una clara representación de estas prioridades. Y esto, sin duda, profundiza los problemas del empleo. Para los organismos financieros internacionales garantizar el pago de los servicios de la deuda es la prioridad que deben tener los países de la periferia. Para los gobiernos de izquierda el empleo productivo y digno debiera ser la primera prioridad para avanzar hacia la igualdad. Además de atender el crecimiento y su contenido es imprescindible el uso de instrumentos de política económica que ayuden a resolver la heterogeneidad estructural, la informalidad y el subempleo. Asistencia técnica, promociones crediticias, mecanismos que ayuden a incorporar pequeñas empresas a dinámicas cadenas de valor, beneficios tributarios son algunos de los instrumentos indispensables para resolver los distintos problemas del empleo.

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