El desmentido nuestro de cada día



(14/3/2019)
Carta pública al diario El Observador

En su artículo del pasado 13 de marzo, el periodista Martín Tocar, a partir de una carta pública enviada por una venezolana residente en Uruguay (quien moderó una mesa de debate sobre Venezuela realizada el pasado 12 del corriente en la sede del Frente Amplio), sostiene, en lo que respecta a mi intervención, tal cúmulo de inexactitudes y tergiversaciones, que me veo en la obligación de responder. Hay un Código de la Ética Periodística que es violentamente flagrado, al menos, de dos maneras: en la no consulta a la fuente, y en la forma en que las afirmaciones “citadas” inducen a quien lee la nota a sacar conclusiones contradictorias con mis afirmaciones.

Es de interpretación del periodista que algunos “asumieron la postura más defensiva” del régimen chavista frente a otros. No me consta. Me consta, sin embargo, que hubo bastante acuerdo en el debate sobre lo que allí estaba en juego: el rechazo absoluto y tajante a todas las modalidades de intervención e injerencia “imperial” en Venezuela. El Código de Ética dice “la cobertura realizada por los periodistas debe diferenciar claramente lo que es información verificada de lo que es opinión”.

En segundo lugar, el periodista transforma mi apoyo a la gestión de la cancillería uruguaya en prácticamente una burla. Elige el tono con que transmite las palabras, y lo consigue. Es casi una “deformación” (artículo 10 de “Los Principios de actuación” del Código de Ética) de lo que hice (que fue mostrar que una negociación, en un contexto de avance de la derecha en la región, era “casi revolucionario”). La cita textual es: “es fantástico lo que hace cancillería, de llamar a una negociación, de posicionar a Uruguay…realmente somos “revolucionarios”, y Nin pasa a ser la cabeza de ‘un movimiento revolucionario’, porque imagínense como estará América Latina para que nosotros seamos la dignidad…un país siempre medroso, porque siempre es tomador de decisiones. Nuestra falta de audacia tiene bases estructurales, no es una condición anímica, porque creo que los uruguayos son muy valientes”.

Por otra parte, escribe el periodista: “Moreira reivindicó el legado de la revolución…y dentro de ese legado resaltó la ampliación de la democracia política”. Sí, lo hice, pero escrito así, parecería que en este momento la democracia venezolana se está ampliando, cuando sucede todo lo contrario. La referencia fue al momento “fundacional” de la revolución bolivariana, cuando se realiza el proceso constituyente, la instalación del revocatorio y las múltiples instancias de ampliación de la participación ciudadana. No ahora. El texto induce a creer que estoy afirmando esto “ahora”, lo cual constituye una deformación total de mis palabras, y una deslegitimación, al menos, de mi condición de politóloga.

Es en mi crítica a Nicolás Maduro donde el texto se pone especialmente confuso. Y “los periodistas deben brindar una cobertura de los hechos completa, equilibrada y contextualizada” (artículo 9 del Código de Ética). El periodista consigna: “los movimientos de desconocimiento del Parlamento son lógicos, porque la oposición había ganado con mayorías especiales”. Lo que yo dije es que esa era la situación, absolutamente clara para cualquier observador externo. Fue una descripción de lo que pasó y no una justificación. El error del periodista no podría haber sido mayor. Porque se olvidó de poner el principio de la afirmación, a saber, que yo estaba en contra del desconocimiento de la Asamblea Nacional. Y a partir de allí viene toda una disquisición sobre la necesidad de que en democracia la izquierda negocie con la “derecha democrática”, para evitar justamente, que la derecha más antipolítica sea la que termine triunfando.
Es más, sostuve que: “el desconocimiento de la Asamblea Nacional no estuvo bien (por decirlo simplemente), la pelea con la Fiscalía menos… Todos esos movimientos de erosión del escaso campo del Estado de Derecho que quedaba en un país fuertemente polarizado y asediado, constituyen la parte del cúmulo de los errores por parte del gobierno de Maduro. Ni que hablar de la falta de equilibrio de poderes, la transparencia…”

Todo eso que no aparece en la nota de prensa publicada, todo lo que oculta más que lo que informa, todo lo que empobrece, y todo lo que caricaturiza, es lo que le hace mal a esta democracia, lo que le hace mal a la política, y esto me trasciende a mí y nos involucra a todos/as.
Llamo a esto “el desmentido nuestro de cada día”, porque en una relación “sana” entre medios de comunicación y política, donde el objetivo principal fuera informar, y el derecho a la información fuera el bien a preservar, nada de esto tendría que estar pasando.

Aquí se puede ver parte de la intervención de Constanza

Dejar una Respuesta

XHTML: Usted puede usar las siguientes etiquetas: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>