Ahora que todo gira



Año electoral; todo gira a una velocidad increíble. No nos dan tregua para pensar y las noticias -reales o inventadas- son tantas, que la vida cotidiana se acelera. Sin embargo, más que nunca debemos tomarnos un minutos para pensar. Para que el vértigo de la rueda no nos expulse y nos aleje, nuestra obligación como ciudadanas/os es involucrarnos y tomar decisiones.

El sistema electoral uruguayo no es sencillo, tenemos que reconocerlo; tampoco es el mejor, ni mucho menos. Podríamos pensar modificaciones interesantes si nos ponemos en serio a discutirlas. Sin embargo, posee algunas virtudes que me las han hecho ver, desde afuera, personas que no son uruguayas.

La primera virtud es justamente la que se dirime el próximo 30 de junio. Las elecciones internas, primarias en otros países. En ellas se establece que cada partido político, de forma obligatoria, debe presentar las precandidaturas presidenciales con las respectivas listas que las apoyan. En esta elección cada partido define quién lo representa como candidato o candidata a la Presidencia de la República.

Como ciudadana creo que esto es una cuestión importante, ya que tengo la posibilidad de ejercer el derecho de decir, dentro del partido político al que adhiero, quién quiero que me represente. Si no adhiero a un partido en especial, también puedo votar en el período electoral quién me parece que reúne las mejores cualidades para ser presidente. En otros sitios, hay un solo candidato/a por partido también, pero lo define una cúpula, una clase dirigente, o en el mejor de los casos una asamblea de representantes. No deja de ser una decisión entre algunas pocas personas.

Como frenteamplista, en este 30 de junio me siento absolutamente orgullosa de las cuatro figuras que se candidatean. Ha sido muy importante -y nada fácil- el recambio de la generación de las grandes figuras fundadoras del Frente Amplio que condujeron a las primeras victorias electorales de la izquierda en el país. Tanto Daniel Martínez, como Carolina Cosse, Oscar Andrade o Mario Bergara me dan idea e ilusión de trabajo en equipo. La construcción política para materializar las ideas debe necesariamente venir desde el proceso colectivo.

Por eso, la siguiente elección que tenemos este año en octubre, permite, además de votar por la presidencia, incidir en la conformación de otro equipo muy importante: el de parlamentarios frenteamplistas. Y aunque a veces creemos que las personas que están allí se sientan en sillones cómodos a discutir y nada más, la conformación de nuestro Parlamento tiene un efecto directo en nuestras vidas. Al comienzo del período se discute el presupuesto nacional, o sea, la futura distribución del dinero para cada sector de la administración pública, además del origen de esos recursos. Se discute, por ejemplo, si los militares mantendrán intocados e intocables los privilegios que, junto con los civiles que los apoyaban, se decretaron en los tiempos de la dictadura. Se discute -y se resuelven las líneas generales – cómo se enfrenta el déficit económico que debemos pagar a causa de las exorbitantes jubilaciones de los altos jerarcas de ese cuerpo. Cómo y cuánto mejoramos el presupuesto para la educación, la investigación o la salud pública. Si queremos seguir profundizando derechos se necesitan dinero para que sean hechos.

En mi calidad de ciudadana, puedo y quiero incidir en la conformación del Parlamento. Dentro del Frente Amplio votaré la lista de Casa Grande, porque creo que Constanza Moreira debe seguir siendo senadora de la República. En estos cinco años ha tenido destacadas intervenciones en materia de derechos humanos, verdad, justicia, medio ambiente, entre otros.

Finalmente, si no se llega a una mayoría absoluta, como exige nuestra Constitución para ganar en primera vuelta, habrá segunda vuelta en noviembre. Y sea cual sea el candidato o candidata del Frente Amplio, estoy convencida que es la única fuerza política que tiene un proyecto de país realizable, para beneficiar a todas y todos en base a principios de justicia social.

Que debemos mejorar muchas cosas, sí. Pero viendo lo que pasa en el mundo, con derechas que introducen fuerzas militares en los liceos como en Brasil u otras que se cuelan en el parlamento europeo reivindicando viejas prácticas fascistas, yo sigo creyendo que somos esa especie de oasis de aire fresco cerca de la Cruz del Sur, que tiene mucho para dar.

Ahora que todo gira, aproveche el impulso para pensar y no dejarse llevar.

 

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