Alimentos sin veneno



Por Ismael Perrachón

Ya no caben dudas de que el mayor desafío que enfrenta la humanidad hoy en día es intentar enlentecer el calentamiento global, recuperar los ecosistemas que se están destruyendo (selvas, pastizales), y dejar de contaminar las fuentes de agua dulce.

Esto no quiere decir que nos estemos olvidando del hambre y la pobreza, ya que la mayoría de los 800 millones de personas que pasan hambre son gente que vive en el campo y que ya está sintiendo los efectos del cambio climático (desertificación, inundaciones, plagas).

Uno de los grandes defectos del sistema capitalista es que basa su crecimiento en la destrucción de la naturaleza. La agricultura industrial o química es una de las formas de contaminar el agua (con fósforo y nitrógeno que favorecen las cianobacterias) y matar la micro-vida del suelo con pesticidas. Esto genera una rentabilidad porque contaminar es gratis, no vaya a ser cosa que le estemos poniendo un freno a la productividad y al “progreso”.

Tenemos que parar la pelota y pensar bien: qué queremos producir y de qué manera. ¿Sólo vamos a producir lo más rentable sin tener en cuenta la biodiversidad y el balance de carbono? Si cada vez que destapás un bidón de matayuyo y te ponés la máscara hay algo que te incomoda, que no te cierra, la agroecología es la respuesta para ese conflicto.

La agroecología, además de ser una disciplina científica que estudia la interacción entre los diferentes componentes de un ecosistema (microorganismos,  plantas, animales, agua, aire, etc.), es un conjunto de prácticas y un movimiento social. La finalidad es producir alimentos saludables sin alterar el funcionamiento natural del ecosistema y sin perjudicar la salud de productores, trabajadores y consumidores. Claro que todo esto tiene que estar acompañado de una rentabilidad económica que permita a la familia productora cubrir sus necesidades para permanecer viviendo en el campo. Esto se logra con un bajísimo costo de producción. Casi no son necesarios los insumos importados con su precio en dólares.

La clave es mantener un suelo vivo, siempre cubierto con diferentes especies que vamos sembrando con la sembradora directa pero sin glifosato. Las “malezas” en realidad son indicadores de que hay un desequilibrio en el suelo y ellas vienen a corregirlo. Al no tener fertilización química se comportan diferentes, no son tan agresivas y conviven perfectamente con la pastura. El ganado con su bosta y orina va fertilizando el campo. Hay productores que utilizan gallinas además de ganado y se complementan muy bien. También se pueden sembrar cultivos para grano sin problema. Se puede producir sin necesidad de comprar insumos fuera del predio. Hay experiencia de productores que hemos hecho la transición y en general han sido exitosas.

También hay posibilidad de agregar valor a través del turismo rural o ecoturismo. Tenemos todas las capacidades para dar este salto cualitativo, hay que insistir, investigar, argumentar, convencer.

Dejar una Respuesta

XHTML: Usted puede usar las siguientes etiquetas: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>