Ninguna excusa para la represión policial: nuestra postura por los hechos del domingo 1ero de noviembre



La noche del domingo 1ro. de noviembre ocurrieron hechos lamentables en distintos espacios públicos de Montevideo. Múltiples intervenciones policiales, presuntamente motivadas por el intento de dispersión de aglomeraciones en el marco de las acciones promovidas ante la emergencia sanitaria, derivaron en violencia, represión y procedimientos policiales poco claros.
 
En particular, en la plaza Líber Seregni, se realizó una actividad sobre antirracismo y feminismos convocada por el Bloque Antirracista y se encontraban haciendo uso del espacio público.
 
El gobierno ha expresado desde el comienzo de la emergencia que no pretende criminalizar a los uruguayos y uruguayas para que cumplan con el distanciamiento social. Así, ha hecho de la “libertad responsable” el lema de la prevención del COVID-19. Por eso cada acción o pedido al público se enmarca en “exhortaciones”, “pedidos”, “invitaciones” y nunca se tomaron medidas similares a las de otros países como la cuarentena obligatoria o el toque de queda.
 
Sin embargo, en esta oportunidad no hubo lugar al diálogo o mediación.
 
La reiterada actuación policial bajo la órbita del Ministro Larrañaga continúa escudándose en la emergencia sanitaria para reprimir movilizaciones y aglomeraciones populares, amparándose en medidas como la “Ley de Urgente Consideración”, la cual pese a tener un repudiable contenido represor y contrario a la libertad ciudadana, no tiene referencias a procedimientos en contexto de pandemia o habilitaciones a la policía a actuar fuera del marco constitucional del debido procedimiento.
 
Lo ocurrido en la Plaza Liber Seregni, tiene no sólo el tradicional sesgo de clase y de generaciones que suele impregnar a la violencia institucional, sino además un evidente accionar racista tanto por el contexto de la actividad que se estaba desarrollando, como en las personas violentadas y detenidas y en las expresiones vertidas durante el procedimiento.
 
En tiempos de crisis sanitaria y social, es responsabilidad de todas las instituciones actuar en el marco del Estado de Derecho, promoviendo la convivencia, el disfrute de los espacios públicos y la calidad democrática.
Si para prevenir el COVID-19 “nos cuidamos entre todos”, que esta consigna abarque también cuidar la convivencia ciudadana y las libertades de todos y todas.
 
Exigimos que el Ministerio del Interior dé cuentas de lo actuado y se tomen todas las medidas atinentes a encontrar eventuales responsabilidades. Ser “hincha de la policía” es también procurar una actuación legítima, oportuna, conveniente y transparente.
 
El racismo estructural, la violencia de género, la criminalización de la juventud, la hostilidad hacia los más pobres y la violencia institucional son pandemias todavía aceptadas y muchas veces amparadas por un Estado responsable y ausente.
 
No somos indiferentes: nos encontrarán en la calle, con el movimiento social, las izquierdas y nuestra fuerza política resistiendo cualquier intento de avance de la opresión.

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