El Frente Amplio y los acuerdos comerciales



El sábado 5 de mayo el plenario nacional del FA resolverá sobre las principales características de la inserción económica internacional y los acuerdos comerciales de Uruguay y Chile y el tratado sobre patentes. Probablemente el organismo para la definición no sea el más adecuado. Es necesario analizar y transformar la orgánica interna del FA. Pero en la actualidad, es el órgano principal de la orgánica, y por lo tanto le corresponde tomar las definiciones correspondientes. Hay diferencias dentro del FA entre distintos sectores políticos. También los hay dentro de la bancada parlamentaria de diputados y de senadores. Hay diferencias entre algunos sectores políticos del FA y las nuevas posturas en materia de política internacional, vinculada con los acuerdos comerciales, que ha tomado el Poder Ejecutivo. Por todo ello el análisis y las decisiones del Plenario del próximo sábado son relevantes. Cualquiera sea la decisión debe ser aceptada disciplinariamente por el conjunto de la fuerza política y de las bancadas parlamentarias correspondientes. Importa mucho la unidad y el debate constructivo sobre el tema. Han habido declaraciones infelices de integrantes de la cancillería sobre el tema, que no le hacen bien al debate ni al propio Frente. Por ejemplo, “si el Frente no aprueba el acuerdo sobre servicios con Chile vamos a quedar aislados como Corea del Norte. Si no se aprueba acuerdo con Chile vamos a perder credibilidad internacional”. A instancias del Frente Amplio no se concretó un Tratado de Libre Comercio con EEUU en 2006. El Frente Amplio decidió dejar de participar en las negociaciones del TISA. No creo que ambas decisiones trajeran como consecuencia pérdida de credibilidad internacional al gobierno de Uruguay, ni ningún tipo de aislamiento.

Hay elementos de la realidad e ideológicos que están pesando. Los que están a favor del acuerdo con Chile suponen que los tratados comerciales permitirán la apertura de nuevos mercados y el incremento de las exportaciones. No hay estudios de impactos positivos y negativos de dichos acuerdos y ponen como ejemplo a Chile que ha firmado más de 20 tratados internacionales. Chile no es un buen ejemplo, porque el 85% de sus exportaciones son de productos primarios y el 75% corresponden a cobre y derivados. En cambio solo coloca el 6% de sus exportaciones de rubros de alta y media tecnología. Con este modelo mantiene las desigualdades. La Cancillería Argentina ha realizado estudios de impactos en Brasil y Argentina del discutido acuerdo entre Mercosur y la Unión Europea. Los resultados muestran la importante pérdida que podrían sufrir las exportaciones de Argentina a Brasil y de Brasil a Argentina.

Los clásicos tratados comerciales profundizan la vieja relación Centro-Periferia. Seguiremos vendiendo productos primarios con el mínimo valor agregado y comprando manufacturas y servicios de alta y media tecnología.

Los que no aprobamos estos tratados y acuerdos entendemos que al liberalizar y desproteger la industria manufacturera y los servicios nos afectará la futura inserción económica internacional, se perderán muchos puestos de trabajo y será imposible avanzar hacia la justicia social y la igualdad. Estos tratados, liderados por las grandes empresas transnacionales, buscan minimizar la acción del Estado y dejar que el libre juego del mercado resuelva todos los problemas económicos y sociales. En el acuerdo con Chile se establece la clausula trinquete, que es buen ejemplo. En ella se establece que en el futuro, determinados servicios puedan ser liberalizados, desregulados o privatizados, pero impide que puedan ser protegidos, promovidos, regulados o nacionalizados. Para nosotros la acción del Estado es esencial, con su estrategia de desarrollo, sus políticas sectoriales, su promoción de innovaciones, sus políticas sociales, las mejoras sustantivas en el empleo y, en consecuencias, para los avances hacia la igualdad. En el acuerdo con Chile se usan clausulas tomadas del TPPII, antiguo Transpacífico sin EEUU y del TISA que buscan minimizar la acción del Estado.

Uno de los temas más analizados en el debate interno es el de las listas negativas de los servicios. El acuerdo exige definir los rubros que se quiere proteger, y el resto queda completamente liberalizado. En la Organización Mundial de Comercio se utilizan listas positivas. Con las listas negativas la creación de nuevos servicios, en un mundo con velocidad en los avances tecnológicos e innovaciones, quedan completamente liberalizados y el Estado no podrá ni promoverlos, ni protegerlos. Nuevamente esto es importante para las empresas transnacionales, que son las más creativas, para que puedan actuar con su poderío en el libre juego del mercado.

No tengo ninguna duda que el Plenario debiera votar negativamente la aprobación del acuerdo de servicios con Chile. Surge el problema político de desconocer la actuación del Ejecutivo. Pero estamos convencidos que el acuerdo afecta el futuro del Uruguay. Por la cláusula de la nación más favorecida todo lo que Uruguay le otorgue a Chile deberá también concederlo a todos los países que lo reclamen en futuros acuerdos. Hay que hacer acuerdos internacionales, pero no para limitar la acción del Estado, ni para favorecer exclusivamente bienes primarios afectando la industria manufacturera y los servicios, perdiendo posibilidades de participar en cadenas de valor regionales para exportar más valor agregado y contenido tecnológico.

En los últimos años sin acuerdos relevantes, se siguen aumentando las exportaciones, se siguen abriendo nuevos mercados, se colocan rubros innovadores como el caso del software. Deseamos acuerdos comerciales que permitan seguir exportando recursos naturales con más valor agregado y contenido tecnológico y participar en cadenas de valor para exportaciones de alta y media tecnología. Se dice “ hay que defender al gobierno” Es nuestro gobierno, pero no lo defendemos ni lo ayudamos si le decimos amén a todas sus decisiones. Queremos defenderlo pero también ayudarlo a corregir errores. De acuerdo a nuestras posiciones, debieran darse cambios en las decisiones de la Cancillería sobre los tratados y acuerdos comerciales, para que modifique posiciones que afectan el futuro del Uruguay.

La estrategia de desarrollo es indispensable para los nuevos acuerdos comerciales, donde aparezcan con nitidez los cambios en la estructura productiva que no solamente nos ayude a una dinámica inserción económica internacional sino también a asegurar empleo productivo y digno para seguir avanzando hacia la igualdad.

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