La distribución del ingreso y los cambios programáticos



La distribución del ingreso está influida por diversos factores económicos, sociales, políticos, culturales y sobre todo por las relaciones de poder. Son muy relevantes la concentración de la riqueza, los temas del empleo, la pobreza, los salarios, el gasto social y la tributación. El papel del Estado es esencial para definir las posibilidades de redistribución del ingreso, ya que el libre juego del mercado generalmente aumenta las desigualdades.

La concentración de la riqueza es un factor muy relevante para la distribución del ingreso, a través de la concentración de la propiedad privada de los medios de producción. El tema de la propiedad es un gran desafío para la izquierda nacional e internacional. Los gobiernos progresistas, en algunos países, han jugado sobre la propiedad de la tierra a través de procesos de reforma agraria. En otros casos, en procesos de nacionalización, especialmente en rubros derivados de recursos naturales. Pero no en otros ámbitos, por falta de propuestas, por la propia dificultad de no saber cómo enfrentar el problema, en la medida que los procesos generalizados de estatización han fracasado. Propuestas de autogestión y de cooperativas han tenido éxitos parciales. No hay avances para enfrentar el gran poder que ostentan las grandes empresas transnacionales. En las últimas décadas la concentración de la riqueza se ha profundizado. En ello juega también el predominio de lo financiero en el proceso de globalización. Con estas dificultades de redistribuir la propiedad de los medios de producción, el camino posible para avanzar hacia mayores formas de igualdad sería por la vía impositiva. En la interna del Frente Amplio surgen dos posiciones. Los que no quieren gravar al capital para garantizar aumentos de la inversión y aquellos que sostenemos que pueden fijarse algunos impuestos directos sin necesariamente afectar la inversión privada en el futuro. Estos impuestos directos serían el impuesto al patrimonio y el impuesto a las herencias, a partir de cierto nivel patrimonial. Hay estudios que muestran la enorme influencia de las herencias en las desigualdades de riqueza y de ingresos. Un reciente reportaje al Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz expresa “el 90% de los que nacen en hogares pobres se mantienen pobres. El 90% de los que nacen en hogares ricos se mantienen ricos.” Cambios en la propiedad, difíciles de concretar, y modificaciones tributarias serían los elementos centrales para mitigar la desigualdad de la riqueza e influir sobre la distribución del ingreso.

En los gobiernos del Frente Amplio hay extraordinarios avances en materia de pobreza e indigencia. Ésta casi ha desaparecido, mientras que la pobreza ha descendido de 40% a 7,5%. Pero hay un problema de fragmentación social, por el cual baja la pobreza basada en ingresos pero se mantienen problemas de educación, salud, vivienda y urbanismo. Por ejemplo en el caso de la educación Jack Couriel en “Una mirada sobre precariedades urbanas y desigualdades territoriales” expresa “Mientras que en la ciudad periférica (Casavalle, La Paloma, Tomkinson, Tres Ombúes, Pueblo Victoria y Casabó) de 100 alumnos en promedio, sólo 50 terminan el ciclo básico y 16 terminan el bachillerato, en la ciudad de altos ingresos (Pocitos, Punta Gorda, Parque Rodó y Punta Carreta) 96 terminan el ciclo básico y 89 el bachillerato.” Esta es una clara demostración del tema de la fragmentación social y de la frase de Stiglitz.

Decíamos con anterioridad que el mercado no resuelve el tema de la distribución del ingreso, sino que más bien tiende a agravarlo. Por ello es imprescindible la intervención del Estado para mejorar empleo, salarios, gasto social y tributación. Pero el accionar del Estado es fruto de las relaciones de poder. El Frente Amplio mantiene poder político con mayoría parlamentaria lo que le ha permitido una reforma tributaria con la creación del impuesto a la renta de las personas físicas, avances significativos del gasto público social de 19% al 26% del PBI y mejoras relevantes de los salarios reales de más del 50 %. En la interna del FA hay debate sobre la presión fiscal, si tiene que ser de menos del 30% del PBI o poder superarlo para atender más gastos sociales e inversión pública para atender los problemas del empleo. Esta segunda postura requiere aumentos impositivos a las rentas del capital, a la renta de las actividades económicas (IRAE) y una evaluación de las exoneraciones fiscales a las inversiones. Nuevamente pesan las relaciones de poder, por temor a que más impuestos al capital puedan afectar las futuras inversiones. En el poder económico pesa el poder financiero, fuerza que viene expresamente desde el exterior, y no olvidar que el 71% de las exportaciones de bienes las llevan adelante empresas extranjeras. Sobre estos temas juega también el poder comunicacional, donde los grandes medios se manifiestan en posiciones críticas hacia el gobierno frentista y el Frente Amplio. Lo importante es tener la capacidad de aumentar impuestos a los más ricos y a los de mayores ingresos sin afectar la inversión privada, que sin duda es necesaria para el crecimiento económico en el marco de la estrategia de desarrollo.

Las negociaciones salariales han aumentado el poder de los asalariados y sus organizaciones sindicales que han obtenido mejoras en las relaciones laborales y en sus propios salarios.

Un tema central para la distribución del ingreso lo constituye la evolución de los empleos productivos. Estos dependen del crecimiento y especialmente del contenido del mismo. En 2017 el empleo no mejoró porque crecieron rubros como comunicaciones que no generan muchos empleos y cayeron los rubros de la industria manufacturera y la construcción que generan empleos importantes. Sin duda también influyen los avances tecnológicos que generan nuevas oportunidades pero también pérdidas y que analizamos en nota del 11 de abril pasado sobre “El empleo y los cambios programáticos”. Pesan algunas políticas como la cambiaria. El equipo económico niega el atraso cambiario. Éste medido a través del tipo de cambio real efectivo, con la información oficial del Banco Central del Uruguay, muestra con nitidez dicho atraso que puede estar afectando a rubros de exportación, que han tenido pérdidas de empleo y a rubros que no pueden competir con importaciones baratas, por el nivel del tipo de cambio, especialmente en la industria manufacturera.

 

Imagen: Radio Uruguay

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