Bolsonaro: una construcción política engendrada por el golpe de Estado en Brasil


“Es el signo de los tiempos que los locos guíen a los ciegos” (William Shakespeare)

Miedo. Es el sentimiento que nos animó a muchos, conocidos los resultados de las elecciones de este domingo. Miedo. Miedo a un Brasil autoritario. Miedo al país más grande de América Latina gobernado por una extrema derecha nostálgica de la dictadura y partidaria de un liberalismo económico llevado hasta el extremo. Miedo por Uruguay. Miedo por Brasil. Miedo por América Latina.

Jair Bolsonaro superó todas las expectativas de voto. Las encuestas lo ubicaban por debajo del 40% hasta pocos días antes de los comicios, frente a un Fernando Haddad que crecía cada semana. Pero le faltaron semanas. Bolsonaro estaba instalado. Haddad no. El retraso con el que el Partido de los Trabajadores (PT) definió su candidatura –inevitablemente o no-, no lo ayudó. Aun así, votó excepcionalmente bien y demostró que el PT sigue siendo el único partido con la capacidad de hacerle frente a la derecha. Sí, el viejo y cuestionado PT, tan criticado por sus concesiones a la derecha, tan defenestrado por sus escándalos de corrupción, por suerte, existe. Y las esperanzas de un efecto de amortiguación de los vientos de derecha que soplan en Brasil recaen en este partido.

El voto de Bolsonaro refleja el pavor de las clases medias y medias altas a perder sus privilegios, el fantástico modo de vida que ostentaron históricamente frente a la pobreza de la inmensa mayoría del pueblo brasilero. Luego de dos siglos de gobiernos oligárquicos, el empoderamiento del pueblo brasileño que había empezado a combatir la gigante brecha entre ricos y pobres se enfrentó a la consigna: “no queremos ser Venezuela”. Esa es la bandera que se agita en el sur del país, en las grandes ciudades, en la playa de Copacabana, como antes se agitaba en contra de Cuba. Al progresismo le llaman progredumbre, y de la mano de un conservadurismo social bien alimentado por las iglesias evangélicas, el Brasil del atraso comenzó a ganar, nuevamente, su partida.

El petismo parece arrinconado en el nordeste empobrecido, mientras en San Pablo y Río de Janeiro campea Bolsonaro. ¿Cómo se explica esto? ¿Por qué el PT, un partido que surgió en San Pablo, en las grandes capitales, en el electorado moderno y educado de Brasil, transformó su ecología del voto para asentarse entre los pobres del nordeste brasilero? ¿Cómo el 50% que votó por Dilma Rousseff hace solo cuatro años hoy vota por Bolsonaro?

Jairo Nicolau, politólogo brasileño, señala que el 45% de las personas con estudios superiores votaron por Bolsonaro, mientras que solo el 25% de los pobres lo hicieron. Quienes lo defienden usan el término “restauración” y pregonan la vuelta a una sociedad “de valores”. La BBC Mundo (*) recoge el testimonio de alguien que expresa: “[lo voto porque] es conservador en las costumbres y liberal en la economía [porque] puede contener el deterioro de los valores y la cultura […] y que es fruto del marxismo cultural”.

Leí un titular de un diario uruguayo donde connotados dirigentes de la oposición decían que la culpa del voto de Bolsonaro en Brasil la tenía la corrupción del PT. Es como decir que la culpa de que una mujer sea violada la tiene su mal comportamiento, y no la bestia que la agredió. Porque la explicación más simple, y el hecho más significativo en el Brasil de estos últimos años, apunta al golpe de Estado. El golpe de Estado contra Dilma (porque de eso se trató el impeachment y no de otra cosa) es lo que conduce a Bolsonaro. De aquellos polvos vinieron estos lodos.

Bolsonaro no es una creación tan “de la nada” como Fernando Collor de Mello, pero se le parece. Saltó a la fama con su discurso contra Dilma en ocasión del impeachment. Sin pertenecer a un partido significativo, su figura se agrandó alimentada de carroña, de odio, de desprecio. Entre las elecciones anteriores y las celebradas ayer, su pequeño partido, el PSL, pasó de tener 8 bancas en la Cámara de Diputados a tener 52. Desplazó al MDB de Michel Temer (y de Eduardo Cunha) y al PSDB de Fernando Henrique Cardoso. Cómplices del golpismo, ninguno de estos dos partidos salió indemne. El MDB pasó de 51 bancas a 33 y el PSDB de 49 a 29. Ellos pusieron el huevo de la serpiente. Y allí anidó. Hoy se despliega impúdicamente sobre el paisaje de la resaca que dejó el gobierno de Temer.

El gran empresariado brasileño, las clases medias y medias altas, la población despolitizada y asqueada por los escándalos de corrupción que día a día inundaron los medios de comunicación, construyeron el primer gabinete con políticos y empresarios. Fracasaron. Hoy declinan su poder ante el gran “otro” de la política brasileña: las Fuerzas Armadas (hay que recordar que el candidato a vice de Bolsonaro, Hamilton Mourão, es también un militar). Esas que se mantuvieron intactas desde el fin de la dictadura, y que todavía ostentan prestigio entre la población que cree en el “milagro económico” brasileño durante los años de plomo. Y que piden seguridad y orden. Y que creen que una buena “mano dura” contendrá el desorden económico y social de Brasil (lo mismo que creyeron los monárquicos, en su época).

Para Uruguay, no pueden ser noticias peores. Un Mercosur implosionado por gobiernos poco proclives a una integración regional, un Brasil que se corta solo en la negociación con terceros, un gobierno conservador, religioso y autoritario del otro lado de la frontera, son todas malas noticias. La derecha uruguaya debiera entender bien cuál es el interés de Uruguay. Y ser sincera sobre la creación de Bolsonaro. No lo creó la izquierda, sino la derecha: es su serpiente, fueron sus huevos, fue su estrategia para desembarazarse de la izquierda lo que abrió la caja de Pandora. Y ahora que está abierta, todos se preguntan: ¿cómo pasó esto? Y sí…fue pasando…en cámara lenta. Todos lo vimos. La prisión de Lula, el Lavajato, la destitución de Dilma…y ahora, Bolsonaro.

Nada de esto es nuevo en el siglo XXI. La historia del siglo XX estuvo plagada de concesiones al fascismo y al autoritarismo con tal de que la izquierda no prosperara. Y son las clases medias y altas (la pequeña y gran burguesía), las que alimentan con su miedo a cualquier cambio en el status quo, estas serpientes. Por más tímida que sea la izquierda en sus políticas y medidas, para la derecha, es siempre un enemigo. De eso se trata. De borrarla de la faz de la tierra, de denostarla, de eliminar su prestigio de las mentes y corazones de quienes vieron en ella una esperanza. Porque por más inocua que parezca la izquierda, siempre tiene dentro de sí la semilla de la libertad, de la rebeldía, del poder a favor de los más pobres, de los humildes, de los explotados. Solo en este sentido, la izquierda alimenta a las derechas. Porque las enfrenta. Porque las desnuda. Y Bolsonaro es, exactamente, la derecha desnuda. La derecha tal cual es. Sin disfraces.

Y asusta.

Constanza Moreira

 

(*) BBC News Mundo, 8/10/2018 (https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-45781389).

 


Recordatorio para indecisos en campaña electoral


El fracaso económico de las derechas en la región

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Caja Militar: Un déficit escandaloso


Este lunes se aprobó en el senado la reforma de la Caja Militar. La senadora de Casa Grande Constanza Moreira dijo que no es fácil reformar la seguridad social y eso Uruguay lo sabe. Recordó que hace doce años que comenzó la discusión de reforma de la caja militar. “Y si alguien me pregunta cuál es el apuro, se lo digo rapidito: el apuro es porque los recursos que el Estado –es decir, la sociedad uruguaya– destina al déficit de la caja militar son escandalosos.” Agregó que para pagar las pasividades de 700.000 beneficiarios del Banco de Previsión Social se gastan USD 580:000.000, mientras que para pagar las pasividades de 60.000 militares se gasta lo mismo.

“Uruguay tiene un gasto militar per cápita de los más altos del mundo. Nos estamos comparando con China, con Rusia y con Irán. Acá, en América Latina, ¿con quién nos comparamos? Con Colombia, pero este país tuvo un conflicto armado que duró cuarenta años. También nos comparamos con Chile, que es el resultado del privilegio del pinochetismo y del gobierno de la dictadura que triunfó en aquel plebiscito e hizo sentir sus privilegios a lo largo de toda la transición democrática.”

Constanza se refirió a que es innoble que un país de nuestras proporciones, sin conflictos armados internos, sin conflictos fronterizos gaste dos puntos del producto en sus Fuerzas Armadas. “Eso no existe en ningún proyecto de desarrollo. ¡No nos engañemos! Si van dos puntos del producto a las Fuerzas Armadas, no los volcamos a otras cosas como salud, educación, vivienda. ¡No se puede con todo!”

“Entonces, a todos aquellos que tenían la calcomanía de «Bajen el costo del Estado, por favor»  les pediría que tengan un poco de coherencia. ¡Esto es bajar el costo del Estado! Este es el recorte más importante del gasto público que pueda proyectarse para los años venideros.”

Agregó que hay dos argumentos distintos para sostener esta reforma: el de la justicia distributiva y el de la sustentabilidad económica. Habló de que la reforma es justa porque el gasto previsional militar es profundamente regresivo, es decir que beneficia a los que más tienen y no a los que menos tienen. “Lo pongo en números: el 20 % del gasto es para pagar solo 1.573 jubilaciones, que van entre los $ 133.000 y $ 345.000 al mes. La quinta parte del gasto se va en eso. Es más, el gasto promedio que tiene el Estado uruguayo por año es de USD 50.000 por militar retirado de esta franja de arriba. Un poco menos de 10.000 retirados, de un total de 50.000, ocasionan el 70 % de este déficit. Quiere decir que el déficit previsional militar no lo causan los soldados, no lo causa la parte de abajo, lo causa la parte de arriba. ¿Por qué? Porque la pirámide del Ministerio de Defensa Nacional es de las más injustas y desiguales del sector público.”

Constanza agregó que la dictadura explica el déficit de la caja militar. “No se trata de que tengamos ojos en la nuca, de que estemos ideologizados o de que tengamos unos pensamientos innobles respecto a la corporación militar. Eso es de un facilismo emocional al que me resisto a entrar. Es un razonamiento científico: la trayectoria pasada explica la trayectoria futura. Lo que explica el déficit de la caja militar es que hubo una dictadura en la que los militares colonizaron el Estado y grandes sectores del funcionamiento público, y de la cual se salió en forma pactada. Por consiguiente, toda la transformación de las Fuerzas Armadas hubo que hacerla en forma gradual y amortiguada, que por cierto es la característica de la cultura política del Uruguay.”

“Tampoco es que estemos castigando a nadie, porque retirar un privilegio no es imponer un castigo. Esos dos conceptos no son equiparables en ninguna biblioteca ética o política del mundo. ¿Por qué lo denominamos «privilegio»? Por la comparación de ese beneficio en relación con el que tiene el resto de la población.”

Culminó diciendo que si bien la reforma no es tan profunda como quisiera es un paso importante. “Lo que sí creo es que con los años uno empieza a ser paciente y, aunque esta reforma no es todo lo que quisiera, entiendo que es un paso largo. De manera que quiero felicitar al Poder Ejecutivo y al Frente Amplio por animarse a dar un paso largo en la reforma estructural de las Fuerzas Armadas. Eso me alienta a seguir adelante.”


La izquierda debe poner inteligencia y lucidez


Con la sede del Frente Amplio llena, se realizó la actividad organizada por Casa Grande-Maldonado “Hacia dónde debería ir la izquierda en un cuarto gobierno?”, las oradoras principales fueron nuestras compañeras Constanza Moreira y Fabiana Goyeneche, ambas representantes de Casa Grande.

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Somos una nación partida; somos una nación en diáspora


El senado aprobó este martes el proyecto sobre voto en el exterior. El proyecto crea una comisión interinstitucional, en la que están incluidos los representantes de todos los partidos con representación parlamentaria, más la Corte Electoral, el Ministerio de Relaciones Exteriores y los consejos consultivos. Su objetivo es el de propiciar la mejor salida jurídica para la instrumentación del voto por parte de los ciudadanos uruguayos residentes en el exterior. La senadora de Casa Grande Constanza Moreira, fue la miembro informante del Proyecto.

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Constanza Moreira: Proyecto de Ley de desalojos colectivos


https://www.facebook.com/ConstanzaMoreira2014/videos/1321843801281067/UzpfSTM4MzQ0NTA2MTg0MTY3NTo5ODgzODcxNzEzNDc0NTg/


El suelo es un patrimonio común. No se puede hacer cualquier cosa con la vivienda.


El Senado aprobó el proyecto de ley de desalojos colectivos que busca generar un resguardo para las familias que enfrentan un desalojo colectivo y facilitar el acceso a la propiedad del predio a los ocupantes de más de cinco años ininterrumpidos a quienes se encuentren en una situación de vulnerabilidad social.

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Usar la ley penal para dar señales a la población es un grave error


La Cámara de Senadores dio media sanción al Proyecto de ley enviado por el Poder Ejecutivo que dispone la inexcarcelabilidad del homicidio Intencional. Este proyecto forma parte de los acuerdos multipartidarios realizados en 2016. La Senadora Constanza Moreira no acompañó la votación del Proyecto.

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Medio Ambiente: Tensión entre producción y sustentabilidad


La senadora Constanza Moreira intervino en la sesión del Senado del día 5 de junio,  en el marco del Día Mundial del Medio Ambiente.

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Demasiado rápido, demasiado injusto: la contrarreforma del CPP

Declaración pública ante el proyecto de reforma al Código del Proceso Penal, actualmente en consideración en la Comisión de Constitución y Legislación de la Cámara de Senadores.

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