Constanza Moreira: Venezuela es un nudo gordiano de la política mundial

Compartimos la intervención de Constanza Moreira en el senado el jueves 14 de febrero sobre Venezuela.

Empiezo por lo primero en el sentido de que el tema viene acaparando la agenda mundial. Me pregunto por qué. No vi a los países de la Unión Europea o al señor presidente Trump preocupados por la destitución de Dilma Rousseff, por la prisión de Luiz Inácio Lula da Silva ni por la extrañísima elección en Honduras, en la que se demoró alrededor de veinte días en dar a conocer el resultado: había un 5% de diferencia a favor del otro candidato y la Corte Suprema de Justicia decidió permitir la reelección cuando, en realidad, estaba prohibida por la Constitución. No vi que armaran un escándalo, pero ¿a quién le importa Honduras?

Creo que Venezuela acapara la atención mundial porque es un nudo gordiano de la política mundial; allí están China y Rusia, y hay petróleo. Se trata de la vieja lucha por el poder geopolítico en América Latina.

La política exterior del Uruguay merece un reconocimiento, dado que un país pequeño como el nuestro protagoniza un encuentro con más de cincuenta países en el que logra hacer desensillar a la Unión Europea de su pretensión de celebrar elecciones en noventa días, mientras nombra un presidente encargado; repito: un presidente encargado. Más neocolonialista que ese lenguaje, imposible. El Uruguay es un país pequeño que logra desnudar lo que alguna vez llamé la mascarada del reconocimiento a Guaidó por parte de Trump y de la Unión Europea.

Guaidó tuvo 96.000 votos, y Maduro, 6:000.000. ¿Qué más podríamos decir que no haya señalado brillantemente el canciller? Hubo un 40% de participación electoral, y la participación para decirle que no al proceso de paz fue del 35%. En fin, no es por la participación electoral por lo que no se reconoce la legitimidad de Maduro.

No son elecciones fraudulentas las de Venezuela. Ese es un error y yo me dedico a ese tema. No son fraudulentas; el sistema electoral venezolano funciona muy bien, tienen votación electrónica. El fraude ha sido usado como amenaza política para deslegitimar el resultado electoral antes de que se produzca, lo cual es el sabotaje más terrible a la democracia porque la democracia es un sistema de elección de gobernantes donde no se sabe quién va a ganar, ¿no? Esa es la idea. El Consejo Nacional Electoral tiene cinco miembros. Dos de ellos fueron designados por la misma asamblea legislativa que hoy se arroga –por la mayoría que tiene– la potestad de ser el Poder Ejecutivo. Que un congreso quiera ser el Poder Ejecutivo es la cosa más loca del mundo. ¡Separación de poderes! No está bien que ese poder no funcione, porque el Poder Ejecutivo, en realidad, declaró que había habido elecciones fraudulentas en tales casos, pidió que se hicieran esas elecciones de nuevo y la oposición se negó. Todos tensaron la cuerda en la inoperancia de la Asamblea Nacional de Venezuela, pero la Asamblea Nacional de Venezuela no es el Poder Ejecutivo. Claro, puede destituir al Poder Ejecutivo como hizo el Congreso brasileño con Dilma, pero para eso faltan algunos pasitos intermedios. ¿Es legítima la Asamblea Nacional? Sí, seguro. Es legítima. Creo que también había proscripciones cuando se eligió la Asamblea Nacional y no le impidieron a nadie participar. Yo sí quiero recordar la historia uruguaya, porque el presidente Sanguinetti fue un presidente legítimo, a pesar de que en este país estaban proscriptos los dos principales líderes políticos: Wilson Ferreira Aldunate y Seregni. Sanguinetti fue un presidente legítimo y había proscripciones. Pero, además, el canciller también se refirió a eso. La actitud de no participar, el abstencionismo para deslegitimar instituciones es la peor práctica que existe. Es una mala práctica; yo no la aconsejaría nunca, salvo, claro, que estemos en dictadura, como lo hicimos en su momento.

¿Es legítimo el Gobierno de Maduro? Es legítimo el Gobierno de Maduro con el 46 % de los votos. ¿Hay presos políticos? En Brasil se llevaron como preso político al principal dirigente político de la oposición y acá a nadie se le movió un pelo. Reitero: al principal dirigente político de la oposición. Y ni voy a hablar de los asesinatos en Brasil. Ni voy a hablar de los trescientos asesinatos en Colombia. Pero, ¡claro! Eran campesinos, dueños de empresas de transporte. No importaban. Todos los días hay asesinatos en Colombia. Entonces en Brasil se llevaron preso al principal líder político en el juicio más turbio de la historia, dirigido por un juez que hoy es integrante del gabinete de Bolsonaro. ¡Es un escándalo! No es un escándalo solo para los que somos de izquierda; es un escándalo para cualquiera que tenga fe democrática en serio.

¿La legitimidad es un fundamento de origen? Lo que se cuestiona nunca es la legitimidad en el caso de Maduro sino la legalidad del proceso, y esto el señor senador Bordaberry debería saberlo mejor que nadie, porque su padre tuvo legitimidad de origen, pero fue juzgado por la ilegalidad del proceso. Entonces, cuando se discute la ilegitimidad de Maduro, digo «¡Qué raro! Porque lo que se discute acá es la ilegalidad del proceso; no es la legitimidad de Maduro». Y ahí pienso, «¡Pero, Constanza, no seas tronca!» ¿Por qué discuten la legitimidad? Porque discutir la legitimidad lleva al derrocamiento. Es una trampa mortal, pero es una trampa conceptual engañosa y venenosa. La legitimidad de Maduro está dada por un proceso electoral, de la misma manera que la legitimidad de la Asamblea Nacional está dada por un proceso electoral.

No hay democracias sensatas, señor senador Bordaberry; hay toda clase de democracias. Imagínese que la democracia funciona con la monarquía y para un historiador de la antigüedad hubiera sido impensable. Democracias con monarcas que dicen: «Y sí, Tony Blair, ahora podés ser primer ministro, pero lo tiene que decir la reina». Eso es muy extraño, pero en fin, hay democracias de todo tipo y tenor. Lo que mata a las democracias latinoamericanas hoy, antes y mañana son dos cosas –y hay litros de tinta escritos sobre eso–: la desigualdad y la injerencia externa que no ha dejado respirar a las repúblicas latinoamericanas desde que se liberaron de las cadenas de la monarquía. ¡Intervenciones extranjeras en América Latina es lo que sobra, señora presidenta! Pensemos en Chile, Haití, República Dominicana. Claro que si Artigas se levantara y viera a los países latinoamericanos coreando como ranas atrás de Trump, no mataría a nadie pero se moriría de nuevo.

La maniobra de declarar a Guaidó presidente contra Maduro –porque podían haber elegido a Falcón, que tuvo dos millones de votos, o a Bertucci, con un millón– es injerencista; es una maniobra colonialista y es violentatoria del derecho internacional, como ya lo explicó brillantemente Cancillería. Y no voy a abundar sobre eso, sobre la forma en la que se reconoce a los Estados y las condiciones que son necesarias para ello porque, además, mientras reconocen a Guaidó, todos están muy contentos en las embajadas, disfrutando de la seguridad que les da el Gobierno de Maduro, disfrutando de lo que el Gobierno de Maduro les proporciona y que hace viable esa actividad diplomática. Pero además es violentatorio del derecho nacional, porque creo que el artículo 233 de la Constitución venezolana no dice nada, nada que pueda encaramar a Guaidó como presidente.

Termino con esto. ¿Ayuda humanitaria? ¿Saben los problemas que tiene Venezuela para importar medicamentos, porque tiene las cuentas congeladas, porque no tiene crédito, porque se le quedaron con las reservas? ¡Y me vienen a hablar de ayuda humanitaria! ¡Pero es la hipocresía mundial! ¿Ayuda humanitaria? El pueblo venezolano puede estar sufriendo además de la polarización política que tiene por la mala gestión de Maduro o por la mala gestión de Chávez –qué duda cabe–, pero está sufriendo por el bloqueo económico; así que cuando el señor senador Bordaberry me venga a pedir que firme por las libertades políticas, yo le voy a preguntar si él estaría dispuesto a firmar en contra del bloqueo económico impuesto por Estados Unidos y secundado por los otros.

Imagen: ElImpulso.com

La pedagogía de un paro de mujeres

Constanza Moreira

Como cada ocho de marzo, estos últimos años hemos decidido hacer un paro. Si, una huelga. Y como cada ocho de marzo cuesta explicar –muchísimo- que este es un paro de mujeres. ¿Por qué un paro de mujeres? dicen los hombres. ¡Queremos solidarizarnos con ustedes! ¡Queremos parar todos!.

¡No, no, no! Es un paro sólo de mujeres, porque en este día, ustedes van a tener que hacer –también- el trabajo de nosotras. Es un paro pedagógico. Queremos que los hombres se den cuenta de lo que sería un mundo en que las mujeres no trabajáramos. Y donde ellos tuvieran que hacerlo todo. ¡A grandes lecciones, grandes enseñanzas!

Las feministas españolas anuncian “un paro de cuidados”. ¡Qué excelente idea! Imaginémonos un día entero sin cuidar a nadie. Pero imaginémonos, además, que ese cuidado que no prodigamos, lo prodigará otro. Por eso un paro de cuidados también es un paro pedagógico: enseñamos aquello de la “corresponsabilidad” en los cuidados. Para que como sociedad nos hagamos cargo de la fragilidad de la vida. Y para que entendamos que no será posible nunca –ni querríamos- mercantilizar todo el cuidado, y que para que esto sea posible sin explotar a las mujeres, la corresponsabilidad se impone. Sí, un paro “de cuidados”, con corresponsabilidades tan claras como en el mundo del trabajo, es una gran lección de pedagogía feminista.

La pedagogía del paro va más allá: “sin nosotras no se produce ni se reproduce”, dicen las feministas españolas. Hace siglos, Aristófanes escribió una obra de teatro Lisístrata, donde las mujeres hacen huelga sexual para garantizar la paz y poner fin a la Guerra del Peloponeso. ¿Somos concientes nosotras mismas de la cantidad de huelgas sexuales en contra de la violencia que se han hecho en la última década y media en el mundo? Liberia en 2003, Colombia en 2006 y 2011, Kenia y Turquía en 2009, Bélgica y Filipinas en 2011, Togo en 2012….la lista es larga. Un paro feminista es también un paro pacifista, un paro contra las armas, porque las armas se hicieron para matar. Y las mujeres paramos a favor de la vida, y contra toda violencia.

El paro de mujeres transmuta todo lo privado en público. Las marchas del 8 de marzo se transforman en una manifestación política dura, firme, clara: nada sin nosotras. Y dejan de ser sólo una marcha más (por más solidaria, alegre y combativa que sea), para ser un grito de protesta sonando alto.

En este 8 de marzo, queremos corresponsabilidad en todo; en la marcha y en la procesión, en el empleo que se paga y en el trabajo que no se paga, en el poder político que decide, y en la participación política cotidiana que construye. Queremos estar en la foto, y lo que es más importante, queremos sacar nosotras las fotos. Queremos que se diga “presidenta”, “Ministra”, y que nadie nos tire con la Real Academia Española para justificar que todo plural es masculino.


Queremos que cambie el lenguaje y también que cambie el mundo. Y los hombres que lo nombran. Porque este 8 de marzo, es el momento de pasar nosotras a contar la verdadera y silenciada historia del mundo.

Constanza Moreira


De tensiones, antagonismos y cambios. Otro 8 M

El mundo parece que está cambiando con “esto” de las mujeres. Está convocada otra vez un paro y huelga feminista en todo el mundo para el 8 de marzo, bajo el lema “Si paramos las mujeres, paramos el mundo”. La globalización llevada a su expresión de movimiento social global. El tema vuelve al tapete (o quizá no haya dejado de estar nunca en algunos casos): en el almacén, los bares, el trabajo, las redes sociales y las escuelas. Las discusiones se acaloran “Ya no entiendo nada…”; también se polarizan “quieren destruir los valores y buenas costumbres con esto de la ideología de género” y en otros casos se zanja: “yo estoy de acuerdo con esto de la igualdad pero no soy extremista…”.

Estamos viviendo un tiempo de transformaciones que seguramente será estudiado en detalle en las próximas décadas, pero no ha sido el único. Estamos donde estamos porque otras antes que nosotras dieron batalla. Los derechos que hoy gozamos las mujeres y que nos resultaría impensable no tenerlos, no cayeron del cielo. Me gustaría ilustrar algunos momentos de nuestro país.

En el Uruguay del 900, las sufragistas y las obreras con diferentes motivaciones y desde diferentes vertientes lograron colocar “la cuestión femenina”. Reivindicar el derecho al voto como “piedra angular de todos los derechos” por parte de unas y reivindicar “igual salario para igual trabajo” por parte de las otras. El camino no estuvo exento de tensiones y discusiones. ¿Se aceptaba la creación de la Universidad Femenina que proponía el 2º gobierno de Batlle en 1911? Si estamos de acuerdo con una educación mixta no queremos separar por sexos. ¿Pero esta Universidad de mujeres no va a lograr que más mujeres puedan acceder a la educación superior cuando los prejuicios de sus familias no las dejan ir de otro modo?

En 1938 cuando las mujeres votaban por primera vez en Uruguay, luego de la ley aprobada en el ´32 y de la interrupción por la dictadura de Terra. La revista Mundo Uruguayo titulaba “Las mujeres votan – ¿Qué más pueden pedir?”. Se había conquistado el voto pero, aún a regañadientes para algunos, Uruguay seguía alimentando el mito de la igualdad y de la excepcionalidad en la región por los derechos conquistados. Sobraban argumentos.

Sin embargo, al mismo tiempo, las feministas de la época intentaban seguir entendiendo cómo eran los procesos de ejercer los derechos civiles y políticos y cómo las trampas aparecían por otros lados. Paulina Luisi fue de las que se indignaba cuando analizaba los mecanismos que operaban para la preferencias de candidatos entre las mujeres.

Los movimientos continuaron para que en 1946 se obtuvieran los derechos civiles, esos que nos permiten ser titulares de una cuenta en el banco, de una casa o de la cuenta de la UTE. ¿Sabía usted que había sido hace tan poco? Piense cuántas veces le enseñaron la 2º guerra mundial. Bueno, ya había terminado y casi nunca le enseñaron que sus abuelas pelearon por ser dueñas de sus cosas.

Más adelante en el tiempo, la generación del `68 nos dejó además del movimiento estudiantil, las movilizaciones pacifistas y los hippies, mujeres que peleaban para decidir sobre sus cuerpos, por la píldora anticonceptiva, la sexualidad y el matrimonio, entre otras cosas. En Uruguay y la región, algunas voces hablaron de que las mujeres intentaron tener roles de protagonismo en los movimientos revolucionarios de la época: “la revolución dentro de la revolución” (1). A todo esto que la dictadura pone una tapa sellada por varios años.

A la salida de la dictadura, un importante movimiento de mujeres incide para que una de las Mesa de Concertación Programática sea la de “la Mujer” en donde se discuten temas vinculados al trabajo, la salud, educación, cultura, participación política y que continúa, ya establecida la democracia. Las manifestaciones públicas llenas de mujeres y la consigna de “lo personal es político” se instalan en Uruguay con la frase que asimilaba a “democracia en el país y en la casa”; se reclamaba por igual salario a igual trabajo, jubilación para las amas de casa y primeras denuncias de violencia doméstica.

La fractura entre “feministas de izquierda” y las “feministas liberales” reaparece a partir de las posiciones asumidas para el Referéndum que quería anular la “Ley de Caducidad de la pretensión punitiva del Estado”, en 1989.

El final del siglo XX y lo que va de este siglo, el movimiento y las conquistas han ido en aumento. La violencia hacia las mujeres pasó de ser un tema que sólo preocupaba a algunos grupos de mujeres, a ser una política de Estado, por citar sólo un aspecto. Las áreas en torno a los temas de “las mujeres” se fueron ampliando y en esa ampliación de temáticas y espacios de participación surge la diversidad, las tensiones y las divergencias de cómo encarar algunos de los temas. “Que si eres una feminista en el Estado te volviste patriarcal porque no hay otra manera”; “Que las feministas radicales se pasaron de la raya en aquellas manifestaciones”; “Que si cediste un par de artículos en la ley ya eres funcional al sistema y las organizaciones de mujeres no queríamos eso”. Yo creo que nos necesitamos unas a otras desde cada lugar.

Algunos de estos repasos nos muestran que el camino está marcado por puntos álgidos, antagonismos y resistencias. Hoy estamos en uno de esos tiempos: como cuando las mujeres se encadenaban para reivindicar el derecho al voto. ¿No fueron tildadas de extremistas? A lo mejor, dentro de cien años, las jóvenes pueden circular por las calles sin que las acosen o pueden volver tranquilas a casa sin que las violen y las generaciones futuras estudiarán que a las manifestantes del 8M las tildaban de extremistas, allá por 2019. Vengan a la marcha, nos necesitamos para construir una sociedad mejor.

(1): Rodolfo Walsh (1927- 1976). Periodista y novelista argentino. Citado en Diana, Marta (1996). Mujeres Guerrilleras. Buenos Aires, Planeta

Ana Gabriela Fernández


Con las consecuencias a la vista

Verde no siempre es sinónimo de naturaleza sana. Lo supimos muy bien este verano con las cianobacterias y lo que nos molestaron a quienes queríamos darnos un baño en la playa, desde Colonia a Punta del Este y más allá llegando hasta Rocha en ocasiones. Vamos a entendernos: por los años setenta y ochenta, recuerdo algunos días que en Kiyú había “alguitas verdes” como les llamábamos. No nos dejaban bañarnos; aunque a veces, si era poco y nos bañábamos, nos quedaba todo el traje de baño sucio en costuras y forros internos. El tema es que esta situación lejos de limitarse o retroceder, ha ido en aumento; sigue creciendo. Este año llegó hasta nuestro principal balneario, llegó a Rocha, de forma que afectó por muchos días y semanas de sus vacaciones, a muchas personas

Según artículo de Brecha que consulta a personas expertas: “La descarga de aguas residuales con fitoplancton puede favorecer el desarrollo de cianobacterias en el principal río de suministro de agua potable en Uruguay”. Por principal río de suministro se refiere al río Santa Lucía y la nota discurre sobre los vertidos de la planta de Conaprole ubicada en San Ramón.

¿Qué quiere decir esto? Que los residuos de la planta vertidos a afluentes del río Santa Lucía generan un medio que propicia el crecimiento de cianobacterias. Sin estudiar el tema en profundidad, rápidamente apunto que no solamente hay problemas en esta planta de Conaprole, tampoco el tema se presenta sólo en esta industria, ni sólo en la industria

Por ejemplo, preguntemos a nuestro lector: ¿Cuántas industrias pequeñas, medianas o grandes conoce que vierten residuos a cañadas o ríos por donde usted pasa? Hay malos olores, hay colores que le llaman la atención… Como usted conoce la zona sabe que algo la está afectando. La gente vinculada al campo tiene muy claro cómo vienen cambiando estas cuestiones, qué cañada va a cada río; de ahí, como la bola de nieve de la contaminación va en aumento. Y los mismos productores, en muchos casos, aportan mucho a la degradación ambiental para beneficio de la ‘rentabilidad’.

Aunque no pretendo ser exhaustiva, las consecuencias de estas acciones las ordenaría en tres ámbitos: la producción, la salud y el turismo.

Las formas de producción y los escasos controles a los que están sometidas tanto la producción agropecuaria como las industrias tienen consecuencias a su vez en la producción que viene después. Algo así como un círculo vicioso. Si el agua contaminada la utilizo a su vez para otras formas de producción, estoy contaminando lo que quiero producir.

Las consecuencias en la salud son evidentes de inmediato. De muchos de esos cursos de agua, en especial en la cuenca del Santa Lucía, se saca el agua para potabilizar que llega a los hogares. ¿Cuántas sustancias tienen que agregarse al agua para que sea potable? ¿Cuánta del agua que tomamos en realidad no cumple los estándares necesarios y presenta toxinas nocivas para nuestra salud?

“El problema con las toxinas es que no arden, no tienen feo gusto, pasan desapercibidas. Es decir, te hace mal y no lo percibís. O podés estar toda tu vida tomando esa agua y tener un problema de cáncer de hígado a largo plazo”.

Si los servicios turísticos en Uruguay, con una fuerte impronta de verano y playa, ya no pueden ofrecer paz, naturaleza y playas vírgenes porque no están aptas para baños, el slogan de Uruguay Natural lo dejamos por el camino.

Mírese por donde se lo mire, esto es más grave que no poder refrescarse un día en el agua cuando vamos a la playa. Tampoco es un tema político partidario ni estrictamente local o nacional. Pero hay que comenzar por algún lado. Hacer cumplir la legislación que tenemos, en el ámbito nacional y departamental. Mejorarla, también en los diferentes niveles y generar los controles necesarios. Tomar otras medidas cuando las empresas eligen, por una lógica económica, pagar multas que nada solucionan y seguir contaminando. Seguir promoviendo el conocimiento científico que investigue más, sin poner palos en la rueda por intereses privados. Y la conciencia colectiva que así nos envenenamos rápido.

Ana Gabriela Fernández – Edila por Casa Grande San José


Feminismo y candidaturas presidenciales: evitando las falsas paradojas

En estos días de precandidaturas y elecciones, a las feministas se nos presenta lo que parece ser un escollo difícil de superar: ¿por qué habiendo una mujer precandidata a la Presidencia, no la apoyamos? ¿Por qué, en cambio, apoyamos a un hombre? Y a propósito de la campaña de lanzamiento del #impulsofeminista, ¿por qué la mayoría de los sectores del Frente Amplio (FA) cuyas listas (y liderazgos) son femeninos como el Partido Socialista, Casa Grande, Ir y Par, apoyan a un hombre y no a una mujer? ¿No es paradójico?

Inútil sería señalar el recorrido transitado: ya hubo una precandidatura femenina a la Presidencia de la República y no recibí el apoyo de muchos sectores, ni tampoco de algunos grupos cuyos liderazgos eran femeninos. Y, si bien es cierto que una parte del feminismo apoyó y le dio aliento a mi candidatura presidencial, también es cierto que esa candidatura “con cuerpo de mujer” representaba otras cosas, otras aspiraciones, otras ideas, que también estaban en juego en esos apoyos. Se representa con el cuerpo, y también se representa con las ideas.

Cuando Mónica Xavier se presentó como candidata a la presidencia del FA, era la única mujer que lo hacía. Y, aunque muchas, muchísimas mujeres del FA la votaron, una buena parte de los sectores no lo hicieron, y muchas feministas que integrábamos otros sectores, no la votamos.

La pregunta sobre lo que sucede ahora, es la misma pregunta sobre lo que sucedió entonces, y merece una reflexión similar. Pero hoy se plantea con más fuerza, justamente, porque el movimiento feminista ha crecido y se ha fortalecido en estos años. Y bienvenida la interpelación. Es muy bueno reflexionar sobre esto.

No votamos mujeres porque sean mujeres. Eso es una representación “descriptiva”, pero no es una representación “sustantiva”. Creemos firmemente que hay que apoyar y alentar una mayor participación de mujeres en la vida política. Por eso votamos la cuota. Y por eso muchas de nosotras creemos que debemos impulsar mujeres en todos los lugares y espacios políticos (en las listas, las candidaturas, en los gabinetes), e hicimos y seguimos haciendo una práctica política concreta sobre ello impulsando listas paritarias, luchando dentro de nuestros partidos por estas causas y, sobre todo, desnudando la cultura patriarcal que anida en nuestras organizaciones.

También es cierto que muchas veces acceden mujeres que no representan “al feminismo”. Muchas veces llegan mujeres que son funcionales al patriarcado (y por eso los jefes políticos las eligen). Pero nosotras, trabajamos con ellas para unirlas a la causa feminista desde dentro, tratando de conformar la llamada “masa crítica” en política, y de pasar de la representación “descriptiva” (ser mujer o joven o afrodescendiente) a la representación “sustantiva” (tener sensibilidad de género y promover políticas en esa línea).

La falsa paradoja reside en confundir las funciones de la política “de las ideas” y la “política del cuerpo”, y la representación “descriptiva” de la representación “sustantiva”. Votamos ideas y votamos cuerpos. Y si las ideas y los cuerpos coinciden, excelente. Pero no siempre las ideas y los cuerpos coinciden. Las mujeres hemos escuchado hasta el cansancio que “Margaret Thatcher era mujer” por parte de muchos compañeros de la izquierda que nos objetan esa defensa irrestricta de las mujeres. Sí, Margaret Thatcher era mujer, pero representaba ya no lo peor del patriarcado, sino lo peor del movimiento conservador.

Las mujeres que representan al Frente Amplio, sin embargo, comparten un conjunto de conceptos e ideas de izquierda. Pero aun en ese campo común de la izquierda, hay sensibilidades y preferencias distintas. Estamos inmersas en un mundo de prácticas de izquierda que no dejan de ser muchas veces autoritarias, machistas u homofóbicas, a pesar de que hemos sido quienes impulsamos la participación democrática, las leyes contra la violencia de género o el matrimonio igualitario. Pero en torno a esas prácticas (y su evaluación) hay sensibilidades y preferencias distintas. Y eso es lo que está en juego aquí.

Votamos cuerpos, pero votamos ideas y prácticas. Quienes optamos por Daniel Martínez, y lo defendemos desde el feminismo, no sólo valoramos su práctica concreta en estos temas (como el impulso a la paridad de género y a la renovación generacional en su gabinete), sino también en otras prácticas y decisiones políticas (como el etiquetado transgénico o el combate al uso del glifosato por parte de la Intendencia de Montevideo), y reconocemos una trayectoria coherente en el itinerario de vida política de la izquierda, con la que podemos identificarnos. Y también reconocemos un lugar desde donde podemos pensar, incidir, crecer y reconocernos mutuamente, a despecho de tantas diferencias que tenemos. Porque es un liderazgo participativo, abierto y creado a pesar de que “los padres” del Frente Amplio nunca lo hayan reconocido del todo. Es, en ese mismo sentido, un liderazgo antipatriarcal.

Ayer, en el lanzamiento de #impulsofeminista en el marco de la campaña de Daniel Martínez, todo esto estuvo en juego. La posibilidad de reconocernos como mujeres políticas y de articular esfuerzos y preocupaciones por la violencia y la desigualdad de género en todos sus aspectos. Elegir es parte de la libertad humana. Y las razones que llevan a una feminista a elegir a un precandidato hombre son muchas, complejas, concretas y, sin duda, resultado de la experiencia aprendida. Y ninguna feminista denigra a otra feminista. Porque sabemos que así no creamos sororidad, la solidaridad entre las mujeres. Y el campo que nos une debe ser siempre generoso y abierto a la comprensión de todas las razones y de todas las preferencias.

Después, en algún momento, volveremos a estar todas juntas y todos juntos. A construir desde ahora.


Geopolítica y Venezuela

Vivimos en un mundo de gran incertidumbre profundizado por la presencia del presidente de los EEUU Donald Trump. Junto a esta incertidumbre está la presencia del permanente cambio tecnológico, factor clave para el mantenimiento del régimen capitalista. Estamos en una etapa histórica con una clara competencia, en todos los planos, de dos grandes potencias: EEUU y China.

EEUU mantiene hegemonía militar. Su gasto militar supera a los gastos militares de los 10 países siguientes en dicho gasto. Mantiene claro predominio en materia comunicacional, influyendo sobre los valores y culturas del mundo. Mantiene también predominio en el ámbito financiero, donde el dólar sigue siendo la moneda de reserva. En cambio, en materia comercial predomina China que es el primer exportador de bienes y de productos manufacturados. China hace esfuerzos por avanzar en el plano financiero y comienza a competir con los organismos financieros internacionales liderados por los Estados Unidos. En los últimos años, China tiene grandes progresos en el plano tecnológico y compite abiertamente con los EEUU en las Tics. La competencia entre estas dos potencias comienzan a tener peso sobre América Latina, especialmente en la América del Sur.

En el plano económico, China es el primer comprador de las materias primas que exporta esta región. Es el principal comprador de Brasil, Uruguay, Chile y Perú. Le ha otorgado financiamiento a Argentina, Brasil, Ecuador y Venezuela y avanza a nuevas inversiones directas en la región. Las relaciones comerciales entre China y la América del Sur han originado una nueva relación Centro-Periferia, en la medida que le vendemos materias primas con muy bajo valor agregado y le compramos a China rubros de alta y media tecnología.

Para EEUU el caso de Venezuela tiene factores económicos, políticos e ideológicos. Venezuela es el país que tiene el mayor nivel de reservas de petróleo, que para EEUU son muy importantes. Desde el punto de vista político, EEUU está interesado en combatir a los gobiernos de izquierda en la región. Pueden haber problemas con la democracia y los derechos humanos en Guatemala y Honduras pero son gobiernos de derecha que Estados Unidos apoya y defiende. Y aquí están claramente las razones ideológicas para atacar al gobierno de Maduro por parte del gobierno de Trump. EEUU no ha descartado una acción militar para derrocar a Maduro, como lo ha hecho en muchas oportunidades en la región y últimamente en Libia e Irak donde también habían reservas petroleras.

China y Rusia son dos potencias competidoras de los EEUU, que también tienen sus objetivos geoestratégicos para defender en Venezuela al gobierno de Maduro, que además está muy endeudado con ambos países.

La América del Sur ha sufrido importantes transformaciones en el campo político con la vuelta de gobiernos de derecha en Brasil, Argentina, Chile, Perú, Paraguay, Ecuador y Colombia. Buscan el mayor acercamiento posible con los EEUU. Para el caso de Venezuela han creado el grupo de Lima cuyo objetivo exclusivo es el derrocamiento del gobierno de Maduro. No se han preocupado por los acontecimientos de los gobiernos anteriores de México, ni de lo que pasa en Honduras o en Guatemala. Las razones ideológicas del grupo de Lima son muy nítidas. La unidad de América Latina y del Sur son muy importantes para ganar poder de negociación frente a los países desarrollados, como para avanzar hacia el desarrollo a través de procesos de integración. Pero a los gobiernos de derecha les interesan acuerdos comerciales bilaterales, especialmente con los EEUU, con lo que mantendrían su especialización en exportar productos primarios. Actualmente buscan eliminar la Unasur que fue un gran esfuerzo para ganar poder de negociación. En el caso de México, vía ensamblaje, le vende a EEUU productos manufacturados, pero ello no le permite ni el desarrollo ni la justicia social.

La profunda crisis económica, social y política de Venezuela es básicamente responsabilidad del gobierno de Maduro. La caída de la producción de petróleo, la impresionante inflación, la caída del PBI, la elevadísima emigración obedecen fundamentalmente a causales internas.

Uruguay ha tenido una posición muy digna en esta crisis. Ha declarado en Naciones Unidas que no aceptará ninguna intervención militar en Venezuela. Junto con México están intentando encontrar una salida pacífica a través del diálogo con la participación de Naciones Unidas. La oposición venezolana no acompaña esta propuesta porque aspira a algún tipo de levantamiento de las fuerzas armadas venezolanas contra Maduro. El 7 de febrero se realizará en Montevideo una conferencia internacional, liderada por Uruguay, México y la Unión Europea, para encontrar salidas a la crisis actual de Venezuela. Ojalá se encuentren estas rutas pacíficas porque las salidas violentas generarán un enorme baño de sangre que afectarán directamente al pueblo venezolano.


Declaración Casa Grande sobre la situación política de Venezuela

LA AYUDA QUE PRECISA VENEZUELA SIGUE ESTANDO EN EL DIÁLOGO Y EN LA DEMOCRACIA

Ante los hechos acaecidos en los últimos días, y dada la compleja situación política que atraviesa Venezuela, Casa Grande declara:

1. En el marco de la presente crisis que vive el pueblo venezolano, es necesario realizar un análisis político profundo que nos permita, como fuerza de izquierda, comprender el rol que ocupa Venezuela en el escenario geopolítico actual. Las valoraciones políticas sobre los países desencadenan acciones internacionales y suscitan respaldos directos o indirectos a los grandes poderes mundiales.

2. Rechazamos todo tipo de injerencia internacional sobre los asuntos internos venezolanos. El asedio al que está sometida Venezuela es virulento y de largo plazo, sobrepasa el gobierno de Nicolás Maduro y se instaló desde que Hugo Chávez llegó a la presidencia. Por tanto, es un asedio internacional por razones políticas e ideológicas. En este asedio han tenido gran responsabilidad el gobierno de Estados Unidos, a quien no se le puede negar su vocación imperialista e injerencista y los países que conforman el llamado Grupo de Lima.

3. Considerar el asedio internacional como fundamental no significa desconocer las responsabilidades institucionales que le competen al gobierno de Venezuela. Salvaguardar la democracia y garantizar el respeto de los derechos humanos es una responsabilidad mayúscula e ineludible para cualquier gobierno.

4. Aquellos sectores de la oposición que se han manifestado como representantes de la derecha antidemocrática en Venezuela, han llevado adelante múltiples intentos de desestabilización. Ninguno de los intentos de desplazar al gobierno utilizó las vías democráticas. Estos sectores deben ser señalados por promover atentados a la democracia en nombre de los derechos humanos.

5. Saludamos el pronunciamiento del gobierno uruguayo que, al no reconocer a Juan Guaidó, el diputado autoproclamado como Presidente de Venezuela, insiste una vez más en el diálogo pacífico y tiende la mano para que este mecanismo sea posible y efectivo. Esperamos que muchos otros países se unan a este ofrecimiento, como lo hizo México y como también propone la Organización de Naciones Unidas.

6. Rechazamos cualquier tipo de intervencionismo en Venezuela. Las realidades complejas y urgentes nunca se solucionan con intervenciones militares ni incitando una insurrección armada. Ningún derecho humano puede protegerse y salvarse por medio de la violencia o atentando contra la democracia.

7. Reafirmamos que sólo un diálogo inclusivo y basado en el reconocimiento mutuo de las partes involucradas será efectivo para solucionar los problemas de Venezuela y permitirá avanzar en la consecución de la paz, la estabilidad institucional con pleno derecho a la democracia y al respeto a los derechos humanos.


Algunas dificultades en el Frente Amplio


El mundo vive etapas de dificultades e incertidumbres. Las instituciones financieras son las que ostentan más poder. Los activos financieros se multiplican y muestran como lo financiero predominan sobre lo productivo y lo social. Este poder financiero, es una de las causas principales de las grandes desigualdades del mundo de hoy. Y estas desigualdades son uno de los factores de los descontentos prevalecientes en el campo internacional. Entre estos descontentos prevalecen las críticas a la política, a los partidos políticos y a los dirigentes políticos. Ello puede significar que se pongan en juego los principios básicos de la democracia. La extrema derecha es la que más se aprovecha de esta situación. Ganaron en Italia, Austria, Polonia y Hungría en Europa. El triunfo de Trump en los EE UU es otra demostración de esta nueva situación, con las características que sus permanentes declaraciones multiplican las incertidumbres.

En América del Sur avanzan los gobiernos de derecha, pero seguramente la especial situación de Brasil sobresale sobre el resto. El triunfo de Bolsonaro es una muestra de la derrota de los partidos políticos, que puede terminar afectando la propia democracia, ya que de alguna manera ganaron los productores rurales conservadores, los militares y la iglesia evangélica.

Para países como Uruguay la democracia se ha transformado en un fin en si mismo. Para la izquierda su paradigma es la igualdad, debiendo avanzarse hacia ella con la libertad correspondiente. De acuerdo a latinobarómetro el Uruguay es el país donde la sociedad más se manifiesta a favor de la democracia. Junto con Canadá, Uruguay ostenta el título de democracia plena en todo el continente. En las últimas encuestas el apoyo a la democracia por parte de los uruguayos viene descendiendo. Los partidos políticos son parte esencial de la democracia por su función de representación y de intermediarios entre la sociedad y el estado. En el Uruguay los partidos políticos son relativamente fuertes. Los partidos tradicionales, blancos y colorados, tienen más de un siglo y el Frente Amplio cumplirá el próximo febrero 48 años. Los partidos políticos tienen sus diferencias internas, sobresaliendo en este sentido la historia del partido Nacional. El Frente Amplio como coalición de partidos y movimiento de bases es un ejemplo de unidad, como la izquierda no la ha conseguido en el resto del mundo. El Frente Amplio mantiene sus características de unidad, pero con algunas dificultades. El vínculo entre el ejecutivo y la fuerza política no es necesariamente fluido. Es notorio que desde el ángulo ideológico el Ejecutivo está relativamente a la derecha de la bancada parlamentaria y ésta, a la derecha de la fuerza política. Pero las mayores dificultades derivan de la propia fuerza política que en el futuro tendrá que renovarse.

La fuerza política tiene dificultades de debatir, de decidir, de resolver temas relevantes. Hay notorias pérdidas de confianza. Cualquier reunión del Secretariado y de la Mesa política sale al otro día en los medios de comunicación. A los 22 minutos de enviarse a los miembros del plenario, el documento del tribunal de conducta política sobre Eduardo de León ya estaba en los medios. ¿ Quien lo envía? La discusión en los medios de comunicación entre los principales dirigentes del FA es muy negativa para la unidad. Los referentes de cada sector no concurren a las reuniones de la orgánica, no se encuentran, no se ven, no dialogan suficientemente. Es necesario una renovación de ello. Cuando el FA estaba en la oposición los cabezas de lista, junto a Tabaré Vázquez presidente del FA, nos reuníamos semanalmente. Seregni tenía su mesa chica para acordar y decidir.

A veces ocurre que un tema resuelto vuelve a los medios, como es el caso del último Congreso. En éste se adoptó una decisión por muy amplia mayoría sobre borrar los antecedentes de menores y eliminar la prisión preventiva para ellos. Al otro día del Congreso surgió una insólita polémica sobre este tema ya resuelto nítidamente por el Congreso. Lo sentí como una especie de record. También ocurre que se perdió la disciplina partidaria. Se está siempre en búsqueda del voto 50 en diputados. Legisladores que no votan lo acordado estatutariamente por la bancada, como el impuesto a las pasividades altas de los militares y artículos de la rendición de cuentas violan los acuerdos.

Si las reuniones de la orgánica son publicadas por los medios, no se puede debatir abiertamente. Si no se puede debatir no se puede decidir. Si los principales dirigentes no concurren a las reuniones orgánicas es difícil acordar y decidir. Hay estatutos muy antiguos que hay que renovar. Hay sobre representaciones que hay que modificar. Los 4 precandidatos a la Presidencia muestran rasgos de unidad y de diálogo. Podrían ser parte de la tan necesaria renovación. En la actual situación los grandes medios de comunicación, cuya línea principal es la derrota del FA en las próximas elecciones, se van a seguir divirtiendo con llevar a la opinión pública, no las cosas buenas que hace el gobierno, sino las diferencias y contradicciones entre los principales dirigentes y las propias dificultades de la mesa política.

Es muy importante fortalecer al FA como fuerza política y que el resto de los partidos sean lo suficientemente fuertes y representativos para garantizar el mantenimiento de la democracia. Del norte se viene la extrema derecha y especialmente de Brasil, donde todos estamos a la expectativa de las distintas resoluciones que surjan a partir del 1 de enero por parte de Bolsonaro. Por el momento no vemos peligro de penetración de la extrema derecha en el Uruguay. Pero no es malo estar atentos, sobre todo para defender la democracia y los grandes logros de los gobiernos frentistas.


Una democracia plena, transparente y justa

El Senado aprobó el Código de Ética de la Función Pública, compartimos las palabras de la Senadora de Casa Grande, Constanza Moreira.

“No es la primera vez que parece que intentamos, por todos los medios, convertir lo que es un logro democrático, un logro legislativo, un avance normativo, camino a la consolidación de una democracia transparente, plena y justa, en un fracaso. La sensación que nos queda, además de un regusto amargo, es decir : ¡Qué suerte que estuve en esta sesión del Senado! ¡Qué buenas cosas aprobamos! ¡Cómo avanzamos! ¡Qué bien nosotros, qué bien el Uruguay, qué bien nuestra democracia! Como estoy –como muchos de nosotros– en la denodada tarea de levantar nuestra autoestima democrática en tiempos difíciles, no hablo de la autoestima del sistema de partidos sino de la autoestima democrática, ¡muy importante en estos tiempos porque quien no cree en sí mismo, no avanza!

Quiero decir que este proyecto de ley –hay que reconocerle al señor senador Carrera el trabajo que hizo para sistematizar y homogeneizar en una misma norma de jerarquía legal las reglas relativas al buen ejercicio de la función pública– es muy importante porque, además, nos pusimos todos de acuerdo para ampliar el ámbito de aplicación de las reglas del Código de Ética en la Función Pública y que apliquen también a los Gobiernos departamentales. ¡Muy buena cosa, señora presidenta! Y para eso requerimos el concurso de todos nosotros.

Se habla mucho de los entes autónomos, de los servicios descentralizados y de las empresas públicas –todo el mundo les da a las empresas públicas como si fueran del Frente Amplio, pero son de todos; no solo son un capital económico sino político del Uruguay que hay que preservar porque en ello nos va parte de la soberanía–, pero el ámbito de aplicación refiere a los Gobiernos departamentales. No es el primer esfuerzo que hacemos en ese sentido. Recuerdo que cuando topeamos los salarios de los funcionarios públicos lo votamos por mayoría especial, por unanimidad, para que aplicara también a los Gobiernos departamentales. ¿Por qué digo esto? Porque, desde el punto de vista de la transparencia, Uruguay tiene un debe en el sentido de que no logramos que las mismas reglas que aplican a la Administración central, y que hacen que los ingresos al Estado sean por concurso y que todos los ciudadanos tengan derecho a concursar, se apliquen a los Gobiernos departamentales. La Oficina Nacional del Servicio Civil nos informó que el 50 % de los funcionarios que trabajan en las intendencias departamentales son de designación directa. Eso no está bien para una democracia que quiere dejar atrás el clientelismo, que también es corrupción porque es compra de votos. La práctica del clientelismo es tan vieja como el mundo y Uruguay tiene toda una tradición al respecto. No voy a referirme al tema extensamente, pero sobre él ha escrito libros Real de Azúa.

Entonces, ¿qué quiero celebrar de este proyecto de ley? Que todos nos ponemos de acuerdo para decir que estas normas se aplican a todos. Igualmente, quedará en el debe la aprobación de una norma que haga que lo que rige para la Administración central también rija para los Gobiernos departamentales y las empresas públicas. Ya lo conseguiremos. El señor senador Heber decía que este tema no es de izquierda ni de derecha, pero sí es político. No hay nada más político que la corrupción, señora presidenta. No es algo que con un discurso moral logremos entender ni corregir. Es político. ¿Por qué? Porque la capacidad de un gobierno, la decisión y la intención política de crear reglas que controlen la corrupción, es lo primero. Puede haber personas corruptas, pero la corrupción es un sistema. Alguna autoridad de los institutos internacionales dijo que la corrupción es como un tango: se baila de a dos. Siempre hacemos énfasis en el funcionario público corrupto, pero no penamos al corruptor. ¿Quién es el corruptor? El empresariado, la riqueza, los ricos, etcétera, etcétera. Es un sistema que tiene esas dos partes.

Le pregunté al señor senador Carrera cuántas normas aprobamos que tengan vínculo directo o indirecto con la corrupción. Me contestó que son veintiséis normas legales –a una de ellas se refería el señor senador Martínez Huelmo–, entre las cuales está la referida al lavado de activos y al financiamiento de los partidos políticos. Aún no hemos terminado de aprobar el proyecto de ley sobre financiamiento de partidos políticos. Tendríamos que decir: ¡Señores, con todo lo que pasa en América Latina, tenemos que avanzar con la ley sobre financiamiento de partidos políticos! El financiamiento oculto de la campaña –no le voy a llamar ilegal porque hasta que no se apruebe la norma es legal– es una de las fuentes de corrupción en América Latina, de arriba a abajo.

Respecto al acceso a la información, recordemos todas las discusiones que tuvimos en el período pasado cuando el Gobierno hizo esfuerzos para salir de la lista gris de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, OCDE. Y decían: ¡ustedes se curvan ante la OCDE! ¡No, no! Había que celebrar los acuerdos de información, especialmente con Argentina, para evitar esto en un país que fue plaza financiera y que tuvo un grado gigante de opacidad respecto de las operaciones financieras durante décadas. ¡Y nos jactábamos de ser plaza financiera!

También quiero mencionar a Brasil porque no puedo dejar pasar por alto el enchastre, que se hace en este recinto, de los gobiernos progresistas. En Brasil, los escándalos del Lava Jato se llevaron puesto a todo el mundo. Pero si observamos el porcentaje de políticos de los partidos que tienen procesos iniciados, no digo sentencia firme, la verdad es que los del PT son unos santos. El primero es el PP y el segundo es el PMDB, incluyendo a Temer.

Además, como me dedico a la política y no a la ética, no soy juez y a todo le hago una lectura política, debemos recordar que Oderbrecht es un escándalo denunciado por Estados Unidos porque una empresa latinoamericana tuvo el descaro de lanzarse al mundo y ganar contratos de obra pública superimportantes en Estados Unidos. Ahora, miren cuántas empresas, después de Enron, son declaradas corruptas, grandes empresas norteamericanas que no dudo que tengan las mismas prácticas que Oderbrecht. Traten de encontrar un escándalo de corrupción de ese tipo por parte de las grandes empresas norteamericanas. No lo van a encontrar. ¿Qué digo, con esto? Que las prácticas están extendidas, pero es el poder del denunciante lo que hace que algunas cosas se develen y otras no. Por eso, me extraña que en Estados Unidos no haya más denuncias por prácticas fraudulentas, por sobornos y conductas abusivas como las deben tener las empresas estadounidenses en todo el planeta. Búsquenlas. Hoy me tomé ese trabajo, pero no las hay. A Oderbrecht la conozco de memoria, pero a las otras no las vi.

También quiero decir que durante el proceso en que a Collor de Mello se lo obliga a renunciar por delitos de corrupción –finalmente, la Justicia lo declaró inocente; es la parte de la que nadie se acuerda–, su tesorero, Paulo César Farías, es asesinado. La justicia brasilera –en esa época yo vivía en Brasil– dijo que la mujer lo asesinó por un escándalo pasional. ¿A quién se le ocurre que el tesorero de Collor de Mello fuera asesinado por un crimen pasional? Es un caso parecido al de Nisman, que estaba encerrado como en prisión domiciliaria y, de repente, lo matan. Esa Justicia brasilera que hoy condena a Lula, en aquella época se animó a decirle a todo el pueblo brasilero que Paulo César Farías había sido asesinado porque la mujer estaba celosa, pero Farías era un gordo viejo y su mujer una joven y hermosa mujer. ¡No sé cómo hacía Paulo César Farías para tener una amante! ¡Ese proceso legal fue un escándalo en el Brasil de aquella época!

Después de eso –voy a hacer un reconocimiento a los gobiernos del PT, incluyendo la delación premiada– el PT aprobó muchas leyes, muy duras, de control de la corrupción, incluyendo algunas muchísimo más severas que las que tenemos de financiamiento de partidos porque –todo aquello de la plata en las cuecas, que quiere decir la plata en los calzoncillos, es decir, plata que se encontraba por aquí y por allá– si en Uruguay alguien anduviera con una valija de dinero, no sería imputable por el marco normativo que tenemos. Quiere decir, entonces, que lo que pasó en Brasil también es resultado del marco normativo exigente que se dieron los gobiernos del PT.

Por cierto, no hubo gobierno más corrupto que las dictaduras, que son, curiosa y paradójicamente, aquellas a las que se invoca cuando las democracias están bajo el foco de la corrupción. ¿Qué decían los que marchaban contra Dilma? «Mejor la dictadura». Señores y señoras, ¿a alguien se le puede ocurrir que una dictadura no es corrupta por definición? Es corrupta en el sentido más antiguo del término. Los griegos decían que los gobiernos eran corruptos o virtuosos, y decían que eran corruptos o virtuosos según gobernaran en beneficio propio, o para los demás. La dictadura es un gobierno corrupto por definición, porque hay corrupción de la división de poderes que hace a la república. Sin embargo, la dictadura es lo primero que se invoca cuando las democracias están bajo el foco de la corrupción, y ahora voy a decir algo sobre eso.

Por supuesto, Uruguay está en la lista de transparencia de América Latina; lo repito en este recinto, una y otra vez. Claro: alguien, como el señor senador Ramos, me podría decir que esa lista de transparencia es una especie de sistema de jueces, que son empresarios, la alta burocracia pública, etcétera. No es muy objetivo el índice de transparencia, pero es lo que tenemos, y Uruguay aparece primero. Ahora bien, ¿Uruguay aparece primero por la cantidad de normas que se dio? No, a pesar de que vamos avanzando normativamente. Uruguay aparece primero porque hay un elemento más básico: si uno tiene muchos años de democracia –que es lo que tiene nuestro país: muchos, muchos años de acumulación democrática– va a tener más contrapesos entre los poderes del Estado, y entre la oposición y el Gobierno: uno gobierna y el otro lo fiscaliza. Esas son las cosas que han hecho a la cultura política uruguaya y que han generado que el Uruguay tenga menos corrupción, además de tener, sin duda, un Poder Judicial menos corrupto. Tengo mis problemas con el Poder Judicial, pero su corrupción es mucho menor. Ya vimos el escándalo que hay en México porque el señor López Obrador quiere controlar el sueldo de los jueces y le dijeron que la independencia de poderes implica que ellos cobran lo que quieren. Es decir que hay un gran escándalo porque a López Obrador, además de recortar todos los sueldos de privilegio del Estado, se le ocurrió meterse con los salarios del Poder Judicial, que son altísimos.

En todo caso, la cultura política, sus contrapesos, su índole republicana, la capacidad de fiscalización de la oposición, son lo que han hecho del Uruguay un país menos corrupto.

Ahora bien, ¿la corrupción es tributaria de los gobiernos progresistas? Eso no se puede sostener de ninguna manera, más que iniciando una suerte de provocación en escala, a la que trato de resistirme y no puedo, en primer lugar, porque es una provocación académica para mí. Eso es insostenible. Está Venezuela en el lugar número uno de corrupción, pero también aparecen Guatemala o Perú. Y ¿qué vamos a decir de la «caja B» del Partido Popular en España, de Berlusconi, de los emires del Golfo Pérsico o de Trump, rodeado de escándalos de corrupción? ¿Cómo puedo aceptar con mi silencio esta acusación? Es insostenible, sobre todo en el caso del PT y del Uruguay, si se consideran la cantidad de leyes que se aprobaron sobre esto.

No es la plata de la corrupción lo que funde a los países. No, señora presidenta. Macri está fundiendo a la Argentina. Hay USD 150.000:000.000 de deuda externa. Y después me hablan del proceso legal contra Cristina Fernández por «dólar futuro». A Dilma la sacaron por hacer traspaso de fondos. Eso es la pedalada fiscal, algo por lo cual ningún presidente en Uruguay sería enjuiciado. Lo que funde a los países son las malas políticas, no la plata de la corrupción. Me parece que eso es muy claro.

Quiero finalizar con algunas reflexiones de Gabriel Delacoste, politólogo, incluidas en un artículo titulado Pistas para pensar la corrupción, que salió en Brecha el 22 de marzo de 2018. Allí dice que cuando miramos los escándalos de corrupción: «Se devela un mundo manejado por negociados que influyen en los gobiernos de maneras mucho más directas de lo que quisiéramos, a través de los sobornos, los financiamientos a las campañas electorales, las redes de contactos, las amenazas de desinversión (también es corrupción que un gobierno tenga que someterse a privados con poder de destruir la economía). A veces, algún millonario decide resolver el problema del financiamiento de las campañas autofinanciándose, empeorándolo aún más al unificar en una sola persona el poder político y los negociados empresariales.

Y esto es apenas lo que sabemos. […] Pero también que la reacción de indignación que genera la corrupción hace de las acusaciones un arma poderosísima, que los medios de comunicación empresariales (muchas veces son parte de las mismas tramas corruptas) no han dudado en desplegar. Los informes televisivos y los tuits van más rápido que la justicia, y la propia justicia puede ser parte del juego. En estas condiciones, el cinismo y el “son todos iguales” cunden, generando efectos despolitizadores que tienen consecuencias políticas indiscutiblemente negativas, dejando la mesa servida para demagogos (muchas veces millonarios con abundante experiencia en los entretelones del poder)» ––llámese Trump, llámese Berlusconi– «que se opongan a “los políticos”».

Y termino, siempre con Delacoste: «La corrupción que vemos a nuestro alrededor es el reflejo sobre la política del creciente poder de los ricos y de una tendencia global en una dirección cada vez más oligárquica, en la que un pequeño grupo manda, está por encima de la ley y ejerce la violencia contra quienes se le opongan. Contra esta tendencia, lo que necesitamos no son políticos más virtuosos […], sino ir hacia otro régimen. Uno en el que no manden (o mejor, no existan) millonarios, tecnócratas y repartidores de cargos. En el que los asuntos comunes se gestionen en común, en el que las jerarquías puedan tocarle a cualquiera, en el que los delitos sean juzgados por pares, en el que nadie tenga los recursos para comprar a otro… », porque la corrupción no es solo la estatal, sino que es el poder económico el que corrompe. Gracias, señora presidenta.”


La que se viene es una campaña de bases y militancia


Este domingo, la senadora de Casa Grande Constanza Moreira visitó el comité Mondello en Piriápolis y habló sobre el panorama político del FA y el plan estratégico para Maldonado. El Comité acordó hacer todo lo posible por la pronta instalación de la Comisión de estrategia que fuera propuesta por la Mesa Política de la Departamental de Maldonado.

Compartimos algunas de las reflexiones de Constanza compartidas en Piriápolis:

El FA está en el momento más difícil de la campaña. Las encuestas lo siguen mostrando como el partido más grande y el que ocupa toda la izquierda. No estamos bien, pero estamos todos juntos en un solo partido.

El Partido Colorado se recupera con Sanguinetti pero le saca votos al Partido Nacional. Los votos del Partido Nacional son acumulación de la decadencia del Partido Colorado, por eso fue tan complicado ganarle en Maldonado. A pesar de la caída del FA en Maldonado, si el partido Nacional no se hubiera llevado los otros votos, el FA hubiera ganado.”

Bolsonaro gana con un 6% de diferencia y crea una gran polarización. Lo mismo con Macri. Hay un efecto polarizante. Y ese es el mensaje central, es entre la izquierda y la derecha. Es una cosa o la otra. Ese mensaje tenemos que darle a los desencantados de izquierda: es entre la izquierda o un Bolsonaro.

No sé muy bien porqué es el tema de los desencantados, los politólogos interpretan pero la realidad es más complicada. Pero no puede ser que el FA represente la corrupción cuando los casos dentro de la oposición son mucho más y mucho peores. Y la oposición por ejemplo con Bascou se desentiende. Allí el FA no tiene un mensaje claro, tiene una actitud vergonzante.

Económicamente no ha sido fácil mantenerse, mientras se están cayendo Argentina y Brasil, Uruguay no se cae. El FA lo ha llevado mejor que cualquiera. A pesar de los autoconvocados que surgen como movimientos empresariales. Y estos grandes empresarios convencen a la pequeña burguesía. Se produce un vínculo entre los grandes y los chicos. Esa es la parte complicada porque vamos a una elección muy polarizados.

Y en el FA no estamos lo unidos que debiéramos estar. La campaña debería estar centrada en defender al FA, la cultura política de la izquierda, además de defender lo que es un proyecto político popular. Y estamos en un momento que hay que priorizar. No es un momento de abundancia, hay que hacer economía política y apostar a los mejores candidatos. Tener una sola estrategia. El FA tiene que mostrar cohesión. En el senado no somos todos amigos, pero tenemos un enemigo común. El adversario nos une. La derecha tiene los dientes cada vez más afilados, advierten nuestra debilidad y avanzan sobre eso.