Violeta, verde y rojo


El sábado 27 pasado se realizó la Asamblea Ciudadana de CASA GRANDE, sector que integro dentro del Frente Amplio. El objetivo de la Asamblea era definir a cuál de las cuatro precandidaturas por el Frente Amplio se iba a adherir. El resultado ya es conocido, porque esa misma tarde salió en todos los medios el apoyo de Casa Grande a la candidatura de Daniel Martínez. +


Casa Grande y las candidaturas del Frente Amplio


Estamos a un año de las elecciones nacionales y a ocho meses de las elecciones internas. El 10 de noviembre vence el plazo, en el Frente Amplio, para la presentación de los precandidatos. Hasta el momento hay cuatro candidatos para competir en las internas: Daniel Martínez, Oscar Andrade, Carolina Cosse y Mario Bergara. Casa Grande recibió a los cuatro, los escuchó, les preguntó y sacó sus conclusiones. El sábado 27 de octubre, en la Asamblea Nacional Ciudadana, definió apoyar la candidatura de Daniel Martínez, incluyendo voto electrónico para los que no pudieron concurrir.

+


Declaración de la Asamblea Nacional Ciudadana de Casa Grande 27/10/18


Reunida en Asamblea Nacional Ciudadana, Casa Grande culmina de forma exitosa un importante proceso de deliberación sobre las precandidaturas en las elecciones primarias de junio de 2019. Durante el último mes, se han mantenido encuentros con cada uno de los compañeros y compañera que serán considerados en el próximo Plenario Nacional donde han expuesto sobre el Frente Amplio, la plataforma programática y los acentos que deberá tener un cuarto gobierno nacional en relación a las inquietudes de nuestro propio sector.

De esta forma, Casa Grande resuelve:

2) Apoyar a todos los compañeros/a en el próximo Plenario Nacional y en el Congreso Extraordinario, ya que las múltiples candidaturas representan un relevo generacional que el Frente Amplio tanto necesita porque no hay renovación de ideas sin renovación generacional y de género. Por consiguiente su aparición en el escenario político debe ser celebrada y apoyada porque en ellos radica la diversidad que es el Frente Amplio.

2) Acompañar al precandidato Daniel Martínez, con quien nos une un recorrido político común desde la campaña de mayo de 2015 durante el cual hemos construido pensamiento y prácticas comunes en el terreno de las políticas sociales, ambientales, urbanas y de convivencia y de combate a la desigualdad de género.

3) Permitir que en aquellos departamentos del interior del país donde la preferencia por otro candidato sea distinta a esta resolución mayoritaria, se abra un compás de espera hasta el fin del Congreso, habilitando de ser necesario la posibilidad de que concurran con otra lista a la elección nacional.


Constanza pidió memoria: “Que los uruguayos apuesten por lo que funciona”

En Durazno, donde brindó una charla abierta, la senadora frenteamplista Constanza Moreira dijo que espera más inteligencia que emocionalidad de los uruguayos en la campaña política que se avecina; “más lucidez que malestar”, señaló.

+


Un colectivo que nos representa a nosotros mismos


Este miércoles se votó en el Senado la ley de empleo para personas con discapacidad en empresas privadas. Constanza comenzó su exposición diciendo que los colectivos con discapacidad se han visto segregados y excluidos: “si alguien tuvo alguna vez que trasladar a un amigo/a o familiar en una silla de ruedas, sabrá de lo que estoy hablando, de lo poco amigables que son las ciudades con las personas que sufren discapacidad.”

+


Ley Trans: una iniciativa que se inscribe dentro de una pelea y una lucha por la libertad


Este martes se aprobó en el senado el proyecto de ley integral para personas trans. El senador Rafael Paternain entró a sala por Casa Grande y comenzó agradeciendo a Constanza por cederle su lugar para defender este proyecto y a las 60.000 firmas que manifiestan la voluntad de ciudadanos y de ciudadanas para que esta ley efectivamente consagre derechos. Acusó de cinismo señalar que hubo presiones corporativas o que esta ley consagra privilegios. “¡Es absolutamente absurdo! ¡No es así! ¡Ni una cosa ni la otra! En realidad, este proyecto de ley nace de una demanda, nace del dolor, nace del sufrimiento, nace de historias de vida marcadas por la exclusión, la discriminación y el desprecio. Esta es la auténtica raíz del proyecto de ley.”

+


La última oportunidad


En su propuesta programática para el próximo gobierno, el Frente Amplio ha esbozado algunas ideas para las políticas de seguridad. Las novedades son pocas, con la excepción de unos confusos insumos sobre la prevención y la integralidad bajo el eje de la convivencia. Predomina un enfoque centrado en lo policial y en la cárcel como instancias de control. Las omisiones más resonantes se detectan en materia de política criminal (por ejemplo, en la promoción de medidas alternativas a la prisión) y de regulación de los mercados de drogas ilegales.

+


Bolsonaro y la derechización


Estamos viviendo una etapa histórica de predominio del capitalismo financiero. Lo financiero predomina sobre lo productivo y lo social. Grandes empresas transnacionales obtienen ganancias superiores en inversiones financieras de carácter especulativo que en sus actividades normales de producción de bienes. Los activos financieros pasaron de representar menos de un tercio del producto bruto interno mundial a más de doce veces dicho producto en las últimas décadas. Una de las consecuencias de este proceso de globalización financiera lo constituye el significativo aumento de las desigualdades de ingreso, de las desigualdades sociales. Y ésta es una de las principales causas de los descontentos económicos, sociales y políticos que prevalecen tanto en países desarrollados como en el mundo en desarrollo. Son una especie de descontento anti-sistema, contra la política y los políticos, donde puede ser más importante tener un empleo digno, aunque se vean afectados principios de la democracia. Estos descontentos han sido capitalizados por políticos de extrema derecha que obtuvieron importantes triunfos como el de Trump en EEUU, el Brexit en el Reino Unido, en Austria, en Hungría, en Polonia, en Italia y avances significativos en Holanda, en Suecia y en Francia.

+


“No puedo estar más que en contra de la militarización de la seguridad pública”


El Senado aprobó un proyecto de ley que otorga a las Fuerzas Armadas tareas de vigilancia y control de la seguridad pública en la frontera. En su intervención, la Senadora de Casa Grande aseguró que está en total desacuerdo con lo que cree debe ser la necesaria separación entre el rol de las Fuerzas Armadas y el de la Policía. Parafraseó al fiscal de corte que dice que regular las relaciones entre las instituciones de un Estado que están autorizadas a portar armas siempre es una cuestión delicada. ¡La adjudicación de funciones y la regulación tienen que ser completamente específicas, porque estamos hablando de instituciones armadas del Estado! ¡Y no solamente estamos hablando de las instituciones armadas del Estado sino de sus relaciones con los ciudadanos que pueden ser sometidos a la intervención de dichas instituciones! El Uruguay tiene una historia horrible respecto a esto, tiene una horrible historia en relación con la militarización de la seguridad pública y tiene una horrible historia en relación con la actuación de sus cuerpos armados respecto a los civiles indefensos. Así que perdónenme que sea absolutamente susceptible respecto de este vínculo entre los cuerpos armados y los ciudadanos.”

También se refirió al avance de la militarización en América Latina y se refirió al candidato a presidente de Brasil Jair Bolsonaro. “No es casual que tengamos un militar candidato a presidente con un militar candidato a vice en el país que, después de Colombia, es el que más militarizada tiene su seguridad pública. La militarización avanza en América Latina ante la demanda de seguridad de las sociedades. Avanza la seguridad en relación con la libertad.”

Constanza agregó que colocar a las Fuerzas Armadas con potestades de auxiliares de la Justicia en la franja de los veinte kilómetros no poblados de la frontera es una manera de empezar a cederles terreno en materia de seguridad pública. “El argumento es el apoyo al combate del narcotráfico en las zonas de frontera. Ahora bien, las organizaciones de narcos no son ejércitos. No cuentan con sistemas de armas mayores ni despliegan tácticas militares. Y aun en el caso de que esto sucediera, el Gobierno contaría para lidiar con ello con las fuerzas militarizadas o intermedias que ya existen dentro de la propia Policía y el Ministerio del Interior, que para eso hemos incrementado recursos, recursos humanos, capacitación y presupuesto a lo largo de estos años.” Además agregó que las Fuerzas Armadas no estudian temas de lavado de activos y narcotráfico. “Ningún programa de estudio en las Fuerzas Armadas contempla estas cuestiones, lo que demuestra la total desvinculación entre la formación de quienes se preparan para la guerra y la de quienes luchan contra la criminalidad.”

Finalmente se refirió a la redacción del proyecto: “La redacción original que vino del Poder Ejecutivo era terrible. Cuando cedemos a las Fuerzas Armadas estas funciones en la seguridad pública tipificamos tres: el patrullaje, la identificación de personas y control de vehículos, y la detención o arresto en caso de flagrante delito. El estudio, el trabajo concienzudo y la investigación del señor senador Martínez Huelmo sobre el artículo 3.º llevan a la modificación mediante la cual cualquiera de estas acciones deberá ser comunicada al fiscal o el juez de turno. Estoy de acuerdo con esta modificación, pero insisto en que estamos innovando y colocando a las Fuerzas Armadas en el rol de auxiliares de la Justicia.”

“Hay una tendencia en América Latina a la militarización de la seguridad pública –de hecho, nosotros ya tenemos instalada esta discusión– y, por lo tanto, no me parece coherente votar este proyecto. Lo hago por disciplina partidaria y porque la modificación deja algún resguardo garantista con respecto a estas funciones y, además, por respeto a mis compañeros. Sin embargo, no puedo estar más que absolutamente en contra de la militarización de la seguridad pública.”

 

Imagen: Radio Uruguay


Bolsonaro: una construcción política engendrada por el golpe de Estado en Brasil


“Es el signo de los tiempos que los locos guíen a los ciegos” (William Shakespeare)

Miedo. Es el sentimiento que nos animó a muchos, conocidos los resultados de las elecciones de este domingo. Miedo. Miedo a un Brasil autoritario. Miedo al país más grande de América Latina gobernado por una extrema derecha nostálgica de la dictadura y partidaria de un liberalismo económico llevado hasta el extremo. Miedo por Uruguay. Miedo por Brasil. Miedo por América Latina.

Jair Bolsonaro superó todas las expectativas de voto. Las encuestas lo ubicaban por debajo del 40% hasta pocos días antes de los comicios, frente a un Fernando Haddad que crecía cada semana. Pero le faltaron semanas. Bolsonaro estaba instalado. Haddad no. El retraso con el que el Partido de los Trabajadores (PT) definió su candidatura –inevitablemente o no-, no lo ayudó. Aun así, votó excepcionalmente bien y demostró que el PT sigue siendo el único partido con la capacidad de hacerle frente a la derecha. Sí, el viejo y cuestionado PT, tan criticado por sus concesiones a la derecha, tan defenestrado por sus escándalos de corrupción, por suerte, existe. Y las esperanzas de un efecto de amortiguación de los vientos de derecha que soplan en Brasil recaen en este partido.

El voto de Bolsonaro refleja el pavor de las clases medias y medias altas a perder sus privilegios, el fantástico modo de vida que ostentaron históricamente frente a la pobreza de la inmensa mayoría del pueblo brasilero. Luego de dos siglos de gobiernos oligárquicos, el empoderamiento del pueblo brasileño que había empezado a combatir la gigante brecha entre ricos y pobres se enfrentó a la consigna: “no queremos ser Venezuela”. Esa es la bandera que se agita en el sur del país, en las grandes ciudades, en la playa de Copacabana, como antes se agitaba en contra de Cuba. Al progresismo le llaman progredumbre, y de la mano de un conservadurismo social bien alimentado por las iglesias evangélicas, el Brasil del atraso comenzó a ganar, nuevamente, su partida.

El petismo parece arrinconado en el nordeste empobrecido, mientras en San Pablo y Río de Janeiro campea Bolsonaro. ¿Cómo se explica esto? ¿Por qué el PT, un partido que surgió en San Pablo, en las grandes capitales, en el electorado moderno y educado de Brasil, transformó su ecología del voto para asentarse entre los pobres del nordeste brasilero? ¿Cómo el 50% que votó por Dilma Rousseff hace solo cuatro años hoy vota por Bolsonaro?

Jairo Nicolau, politólogo brasileño, señala que el 45% de las personas con estudios superiores votaron por Bolsonaro, mientras que solo el 25% de los pobres lo hicieron. Quienes lo defienden usan el término “restauración” y pregonan la vuelta a una sociedad “de valores”. La BBC Mundo (*) recoge el testimonio de alguien que expresa: “[lo voto porque] es conservador en las costumbres y liberal en la economía [porque] puede contener el deterioro de los valores y la cultura […] y que es fruto del marxismo cultural”.

Leí un titular de un diario uruguayo donde connotados dirigentes de la oposición decían que la culpa del voto de Bolsonaro en Brasil la tenía la corrupción del PT. Es como decir que la culpa de que una mujer sea violada la tiene su mal comportamiento, y no la bestia que la agredió. Porque la explicación más simple, y el hecho más significativo en el Brasil de estos últimos años, apunta al golpe de Estado. El golpe de Estado contra Dilma (porque de eso se trató el impeachment y no de otra cosa) es lo que conduce a Bolsonaro. De aquellos polvos vinieron estos lodos.

Bolsonaro no es una creación tan “de la nada” como Fernando Collor de Mello, pero se le parece. Saltó a la fama con su discurso contra Dilma en ocasión del impeachment. Sin pertenecer a un partido significativo, su figura se agrandó alimentada de carroña, de odio, de desprecio. Entre las elecciones anteriores y las celebradas ayer, su pequeño partido, el PSL, pasó de tener 8 bancas en la Cámara de Diputados a tener 52. Desplazó al MDB de Michel Temer (y de Eduardo Cunha) y al PSDB de Fernando Henrique Cardoso. Cómplices del golpismo, ninguno de estos dos partidos salió indemne. El MDB pasó de 51 bancas a 33 y el PSDB de 49 a 29. Ellos pusieron el huevo de la serpiente. Y allí anidó. Hoy se despliega impúdicamente sobre el paisaje de la resaca que dejó el gobierno de Temer.

El gran empresariado brasileño, las clases medias y medias altas, la población despolitizada y asqueada por los escándalos de corrupción que día a día inundaron los medios de comunicación, construyeron el primer gabinete con políticos y empresarios. Fracasaron. Hoy declinan su poder ante el gran “otro” de la política brasileña: las Fuerzas Armadas (hay que recordar que el candidato a vice de Bolsonaro, Hamilton Mourão, es también un militar). Esas que se mantuvieron intactas desde el fin de la dictadura, y que todavía ostentan prestigio entre la población que cree en el “milagro económico” brasileño durante los años de plomo. Y que piden seguridad y orden. Y que creen que una buena “mano dura” contendrá el desorden económico y social de Brasil (lo mismo que creyeron los monárquicos, en su época).

Para Uruguay, no pueden ser noticias peores. Un Mercosur implosionado por gobiernos poco proclives a una integración regional, un Brasil que se corta solo en la negociación con terceros, un gobierno conservador, religioso y autoritario del otro lado de la frontera, son todas malas noticias. La derecha uruguaya debiera entender bien cuál es el interés de Uruguay. Y ser sincera sobre la creación de Bolsonaro. No lo creó la izquierda, sino la derecha: es su serpiente, fueron sus huevos, fue su estrategia para desembarazarse de la izquierda lo que abrió la caja de Pandora. Y ahora que está abierta, todos se preguntan: ¿cómo pasó esto? Y sí…fue pasando…en cámara lenta. Todos lo vimos. La prisión de Lula, el Lavajato, la destitución de Dilma…y ahora, Bolsonaro.

Nada de esto es nuevo en el siglo XXI. La historia del siglo XX estuvo plagada de concesiones al fascismo y al autoritarismo con tal de que la izquierda no prosperara. Y son las clases medias y altas (la pequeña y gran burguesía), las que alimentan con su miedo a cualquier cambio en el status quo, estas serpientes. Por más tímida que sea la izquierda en sus políticas y medidas, para la derecha, es siempre un enemigo. De eso se trata. De borrarla de la faz de la tierra, de denostarla, de eliminar su prestigio de las mentes y corazones de quienes vieron en ella una esperanza. Porque por más inocua que parezca la izquierda, siempre tiene dentro de sí la semilla de la libertad, de la rebeldía, del poder a favor de los más pobres, de los humildes, de los explotados. Solo en este sentido, la izquierda alimenta a las derechas. Porque las enfrenta. Porque las desnuda. Y Bolsonaro es, exactamente, la derecha desnuda. La derecha tal cual es. Sin disfraces.

Y asusta.

Constanza Moreira

 

(*) BBC News Mundo, 8/10/2018 (https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-45781389).