¿Cómo llegar a ciudades 50/50?


Hace dos semanas fui invitada a discutir sobre esta pregunta en el marco de un seminario que refería principalmente a la participación política de las mujeres. La paridad está siendo discutida en varios ámbitos, pero hay mucho aún por compartir y entender sobre su concepto. +


Sobre el informe de impacto TLC Uruguay Chile realizado por el PE


Sin cumplir con las expectativas técnicas, termina siendo un alegato ideológico.

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Izquierda y perspectivas


Estamos viviendo una etapa internacional de crisis de la izquierda. Las elecciones recientes en Italia, los avances de la extrema derecha en Francia, Holanda, Austria, Polonia, Hungría y los resultados del Brexit en el Reino Unido, son indicadores relevantes de esta nueva situación en Europa, donde además existe un gran descontento por la política y por los políticos. A ello hay que agregar, nada menos y nada más, las definiciones de Donald Trump en los EEUU, que muchas veces ponen en peligro la paz mundial. En el plano regional, se destacan la corrida hacia la derecha de los gobiernos de Brasil y Argentina, de enorme influencia regional, y el triunfo de Piñera en Chile. Este avance de la derecha se genera en un capitalismo donde predomina lo financiero y las grandes empresas transnacionales y se acrecientan las desigualdades.

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Ante los graves hechos que continúan sucediendo en Nicaragua, Casa Grande declara:

Condenamos enérgicamente los actos de represión y violencia que sufre el pueblo nicaragüense. Los incidentes incluyen muertos y heridos, persecución y vigilancia, patrullajes, tiroteos y francotiradores en acciones pacificas de manifestación pública. Ante tanta violencia indiscriminada, llamamos la atención a las agresiones que las organizaciones feministas durante los últimos años están sufriendo, las mismas que han denunciado el autoritarismo, la misoginia y la persecución a sus organizaciones.

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Reducir, Reutilizar y Reciclar


En San José no es frecuente que el Intendente tome en cuenta iniciativas que provienen de la oposición. Cuando pasa y refiere a un tema tan importante como el cuidado del medio ambiente, bien venido sea. Más vale tarde que nunca. +


Todxs a la mesa


Luego del Congreso del PIT CNT consideramos necesario abrir de par en par las puertas de nuestra Casa Grande para escuchar las voces de algunos y algunas protagonistas que nos ayuden a entender su proceso y saber cómo queda configurado el escenario para el futuro. Es por eso que invitamos a Tatiana Antúnez, Favio Riverón, Abigail Puig, Gonzalo Castelgrande, Miriam dos Santos y Daniel Diverio para ayudarnos a construir el relato.

¡Ay! Qué dura está la olla

Eran muchos los aspectos que daban una particular relevancia a este XIII congreso del PIT CNT. Los pocos días que faltan para la presentación de una rendición de cuentas que se anuncia conflictiva, la ronda de consejos de salarios más importante de la historia del país, un contexto regional sumamente adverso para los sectores populares y el cuco de la derecha acechando, hacían el caldo muy espeso.

La clase trabajadora se citó a discutir y posicionarse respecto al futuro con dos desafíos sobresalientes: Atender a las justas demandas del movimiento feminista y transformar radicalmente la representación de género en el órgano directivo e intentar salir ilesos manteniendo la unidad frente a las crecientes pujas de poder entre las distintas vertientes que habían desembocado en la presentación de 3 documentos distintos para la plenaria.

A ponerla en Congreso para ver si la ablandamos

La caracterización de la etapa era un aspecto fundamental. Una definición tan esperada como necesaria de este XIII Congreso para este contexto regional adverso, la crisis en los derechos de la clase trabajadora en los países vecinos, el avance feroz de las derechas latinoamericanas, el creciente discurso anti ideológico, el fuerte cuestionamiento al movimiento sindical, el fomento de que vale lo mismo un gobierno de izquierda que uno de derecha mientras se haga una “gestión eficiente”, aunque nadie nos explique muy bien de que se trata. Estas circunstancias  hacían menester un grito de unidad y una perspectiva aglutinada de la clase trabajadora.

Si bien no se llegó a un documento único que alcance la caracterización de la etapa, se presentaron tres documentos que se pusieron a consideración de la plenaria y fueron votados a favor evidenciando de arranque nomás la voluntad política de salir fortalecidos y unificados. Más allá de que las diferencias son parte fundante de la democracia, enriquecen el debate, y como dijo la compañera Tatiana Antúnez “el congreso no lauda”, la saludable madurez del PIT CNT le permitió llegar a una síntesis a pesar de las diferencias, que existen y existirán. El movimiento tiene claro en dónde está y hacia donde debe ir.

Participaron del congreso mil cien representantes de todas partes del país; 40% eran mujeres (algo menos que el congreso pasado). Semanas antes, más de 250 mujeres se habían reunido en el Encuentro Nacional de género del PIT CNT. Este congreso tenía entonces el desafío explícito y urgente de mejorar la representatividad por género en la dirección, generar así corrimientos en los juegos de poder y movimientos que seguramente generen rechazos que exceden incluso a la cuestión patriarcal. Los exponentes en la charla fueron unánimes en destacar la buena disposición para ceder espacios y comenzar, si no a hacer justicia, por lo menos a equilibrar la participación en espacios de decisión. El Congreso dejó entonces una representación femenina de 35% en la Mesa Representativa y un tercio del Secretariado Ejecutivo.

Todxs a la mesa

Queda entonces mucha tela para cortar luego del XIII Congreso del PIT CNT. Las novedades abundan y desde la fuerza política debemos estar atentos y atentas a estos movimientos. La alianza inédita entre Articulación y PC son un síntoma claro de que los movimientos de poder no responden exclusivamente a la cuestión de género y que si bien la central sindical está fuerte y unida, otras nuevas voces emergen cada vez con más fuerza y afortunadamente como dijo el compañero Riverón “hay relevos de sobra”. 

El proyecto de rendición de cuentas del Ejecutivo es cuando menos magro; los meses venideros serán turbulentos. De ahí que el FA deba estar muy atento a los reclamos de la clase trabajadora para sostener el norte que nos trajo hasta acá. Esta es la última rendición de cuentas y la torta hay que partirla como se debe, si entendemos que es necesario un 4to gobierno del FA. Riverón afirmó “que el PIT CNT ha cuidado más al gobierno de lo que el gobierno ha cuidado al movimiento sindical” y eso debe ser una señal de alarma. Si no atendemos estos reclamos el vínculo entre la fuerza política y la sociedad se puede partir. Después: a llorar al cuartito.

Las mujeres comienzan a ser reconocidas aunque no es suficiente. Para ellas debe ir la mitad del poder y esto no es negociable. Seguramente este comienzo inclusivo en la dirección abre una nueva etapa de iniciativas, aciertos, errores. Una transformación que tendrá repercusiones en la sociedad toda y a la que desde Casa Grande damos la bienvenida. El movimiento feminista viene levantando tierra y las mujeres jugando fuerte. Tienen cancha y van por más.

Manuel Falero


Usar la ley penal para dar señales a la población es un grave error


La Cámara de Senadores dio media sanción al Proyecto de ley enviado por el Poder Ejecutivo que dispone la inexcarcelabilidad del homicidio Intencional. Este proyecto forma parte de los acuerdos multipartidarios realizados en 2016. La Senadora Constanza Moreira no acompañó la votación del Proyecto.

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Medio Ambiente: Tensión entre producción y sustentabilidad


La senadora Constanza Moreira intervino en la sesión del Senado del día 5 de junio,  en el marco del Día Mundial del Medio Ambiente.

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Autoridad, dolor de panza y otros síntomas


Durante los últimos meses vimos reabrir sistemáticamente la discusión respecto al apoyo de las Fuerzas Armadas en los temas de Seguridad Pública desde declaraciones de dirigentes del Partido Nacional y del Presidente de la SCJ hasta una encuesta que señala que el 74% de los uruguayos están de acuerdo con la propuesta. Son varias las cuestiones que emergen con ese debate y si bien no podría exponer en este artículo cada una de ellas, destacaría algunas: ejercicio de autoridad, los precedentes uruguayos y el impacto social de otros países, especialmente Brasil.

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La inserción económica internacional y los acuerdos comerciales

Hoy vivimos el mundo del conocimiento y la innovación, y nos tenemos que adaptar a esta nueva situación internacional. Hoy la periferia sigue colocando rubros primarios y compra a los del centro productos de alta y media tecnología. Los países de la periferia siguen sufriendo los problemas de la heterogeneidad estructural, entre otros, con profundos problemas de empleo. América Latina sigue siendo la región de mayores desigualdades sociales. La CEPAL hoy propone que, además de seguir exportando productos primarios, pueda avanzarse en cadenas de valor regionales e internacionales, por las que los países de la región puedan colocar rubros de alta y media tecnología.

Uruguay exporta productos primarios con bajo valor agregado y con limitado contenido tecnológico, aunque sí se ha incorporado tecnología en, por ejemplo, la trazabilidad de la carne y en los insumos de la soja. Por muchos años, Uruguay va a seguir colocando en el exterior productos primarios, pero es indispensable avanzar en mayor valor agregado y contenido tecnológico. La exclusiva exportación de productos primarios no nos va a resolver los problemas del empleo y no se avanzará hacia la igualdad social. Para ello, es indispensable incorporarnos a cadenas de valor regionales e internacionales, en etapas productivas en las que también podamos colocar rubros de alta y media tecnología. Avanzar con este horizonte muestra la relevancia de los procesos de integración regional, con independencia de los problemas políticos y económicos actuales que puede estar sufriendo el Mercosur.

La realidad internacional muestra que estas cadenas de valor se establecen entre países con cercanía geográfica. Los centros de estas cadenas se ubican en Estados Unidos, Alemania y China. Por ello, países como Argentina y, especialmente, Brasil son centrales para el futuro de participación en nuevas cadenas de valor. Recordemos que en la actualidad, mientras exporta al mundo productos primarios, Uruguay les coloca a los países del Mercosur 70% de sus exportaciones en rubros manufactureros.

Analizar los contenidos de los acuerdos

¿Los clásicos acuerdos comerciales serán adecuados y funcionales a esta nueva estrategia de inserción económica internacional? Los acuerdos son necesarios, pero hay que analizar sus contenidos para estudiar si los elementos positivos superan nítidamente los efectos negativos que puedan tener. Es imprescindible analizar los impactos económicos y sociales de estos. Así lo marca la historia del Frente Amplio (FA), cuando votamos en contra de los acuerdos de promoción y protección de inversiones, porque en ellos las controversias entre los inversores y el Estado se resolvían en tribunales internacionales como el Centro Internacional de Arreglo de las Diferencias Relativas a Inversiones, que en general representan los intereses de los inversores. Hubo también un rechazo al Área de Libre Comercio de las Américas, por sus efectos negativos. Sectores del FA y amplios núcleos de intelectuales tuvimos posiciones negativas respecto de un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, no porque fuera con Estados Unidos, no porque fuera un TLC.

Vivimos una etapa de crisis de multilateralismo, y los acuerdos de los países desarrollados encuentran trabas en las definiciones de Donald Trump. La actual política internacional de Uruguay, que criticamos, busca incorporarse a este tipo de acuerdos. En general, son acuerdos que se elaboran de manera secreta, con intervenciones directas de las grandes empresas transnacionales, que buscan liberalizar manufacturas y servicios, que no liberalizan sus actividades agropecuarias y que plantean nuevos temas. La liberalización de manufacturas y servicios afecta a los países de la periferia, por las pérdidas de empleo productivo y las limitaciones a futuras cadenas de valor para colocar en el exterior rubros de alta y media tecnología. En estos acuerdos, uno de los temas centrales pasa por la búsqueda de limitaciones a la acción estatal, indispensable para elaborar una estrategia de desarrollo, para apoyar una nueva inserción económica internacional, para atender los problemas del empleo y la heterogeneidad estructural, para mejorar la distribución del ingreso. Recordemos etapas históricas de proteccionismo de Estados Unidos, Alemania, Japón y Corea del Sur, en defensa de sus procesos de industrialización.

En estos acuerdos, los países desarrollados no liberalizan los rubros agrícolas y mantienen los subsidios a los productores rurales. Otorgan cuotas para sus importaciones de productos primarios provenientes de los países de la periferia, pero no ayudan a comprarlos con mayor valor agregado. Este valor agregado se concreta en general en los países del centro. Un argumento reiterativo para concretar nuevos acuerdos es eliminar los aranceles que China les cobra a exportaciones primarias de Uruguay, pero de los que están exentos rubros que compiten con los nuestros, provenientes de Australia y Nueva Zelanda. Hay muy buena relación con China para buscar acuerdos parciales que permitan las rebajas arancelarias correspondientes, como se utilizó el Acuerdo Marco de Comercio e Inversiones con Estados Unidos para colocar cítricos y carne ovina, sin necesidad de tratados globales que involucran a por lo menos 90% del comercio.

Nuevos asuntos

En estos nuevos acuerdos comerciales se plantean nuevos temas. Entre ellos, destaca el de la propiedad intelectual, que apunta, por ejemplo, a extender el plazo de las patentes. Esto beneficia a las grandes transnacionales y afecta, por ejemplo, la producción de medicamentos genéricos en los países de la periferia.

Otro tema nuevo es la participación de empresas extranjeras en compras gubernamentales, lo que afectaría las posibilidades de dicha política de promover la innovación y el cambio tecnológico, atender las necesidades de las pequeñas empresas y atender los problemas del empleo. También surgen temas como el de normas de competencia que pueden afectar los monopolios de las empresas públicas.

Nadie está en contra de realizar acuerdos comerciales, pero deseamos conocer los impactos de estos sobre las características de nuestra inserción económica internacional, sobre el empleo, sobre la distribución del ingreso. Es muy relevante analizar las repercusiones concretas de cada acuerdo.

Después de más de 13 años de gobierno, no hemos elaborado una estrategia de desarrollo que nos ayude a evaluar los impactos de los acuerdos comerciales. En el caso del acuerdo que se discute entre el Mercosur y la Unión Europea, la cancillería argentina hizo estudios que demostraron que la liberalización de las manufacturas significa importantes pérdidas de exportaciones de rubros manufactureros de Argentina a Brasil y de Brasil a Argentina. Los efectos para Uruguay no pueden ser muy distintos. Por ello, las cámaras de industria de los cuatro países del Mercosur expresan su negativa a firmar dicho acuerdo.

En “Impactos sectoriales en Uruguay de la firma de un tratado de libre comercio entre el Mercosur y China”,1 Sebastián Torres muestra las pérdidas de empleo en distintas actividades industriales que sufriría Uruguay de aprobarse un clásico acuerdo comercial. Hay que analizar los efectos positivos y negativos de los acuerdos y luego hacer definiciones. No se trata de ignorancia ni de actitudes intransigentes e inflexibles, como manifiestan algunos ministros. Es simplemente analizar con detalle los contenidos correspondientes. No hay ninguna paralización económica, porque sin avanzar en acuerdos, salvo la pertenencia al Mercosur y el TLC con México, el país abrió nuevos mercados, incorporó nuevos productos primarios y las exportaciones tuvieron un elevado nivel de crecimiento.

Pero también hay que evaluar los resultados de los acuerdos en plena aplicación. En el acuerdo con México, Uruguay duplicó sus exportaciones, mientras que México multiplicó por diez sus exportaciones a Uruguay. Pero aun más relevante: Uruguay le vende productos primarios, básicamente concentrados de Pepsi de la zona franca de Colonia y lácteos. México exporta automóviles, celulares, televisores y productos electrónicos. Clara relación centro-periferia.

Se plantea Chile como ejemplo de inserción económica internacional, por la cantidad de tratados comerciales aprobados y porque 96% de sus exportaciones no pagan aranceles. Se le facilitan los acuerdos porque sus rubros de exportación no los producen los países desarrollados con los que hace acuerdos. 85% de sus exportaciones corresponde a productos primarios y 75% a rubros de cobre y sus derivados. Chile solamente exporta 6% en rubros de alta y media tecnología. Sigue siendo un país muy desigual con elevado índice de Gini, pese al descenso de los niveles de pobreza medidos por ingreso. Nítidamente, Chile no es ejemplo ni modelo a seguir.

Hay que hacer acuerdos comerciales, pero no para profundizar las relaciones centro-periferia, sino para transformarlas. Vamos a seguir exportando recursos naturales por muchos años, pero se requiere que sea con mayor valor agregado, para lo que los acuerdos comerciales no nos ayudan. Hay que medir si los aumentos de cuotas de productos primarios que nos otorgan en acuerdos comerciales generan más efectos positivos que negativos, por las pérdidas de empleo y dificultades futuras para vender productos manufacturados con servicios modernos.

En este contexto, en el que el Poder Ejecutivo plantea la necesidad de acuerdos comerciales para lograr nuevos mercados, sin estudios de impactos económicos y sociales y partiendo de la base de que los acuerdos son buenos en sí mismos, se plantea el acuerdo de liberalización de servicios entre Uruguay y Chile.

Chile es parte del Tratado Transpacífico II, sin Estados Unidos; es parte de la Alianza del Pacífico y también del TISA. En el acuerdo aparecen cláusulas diversas copiadas del TISA, acuerdo que Uruguay analizó en su momento y desechó. También es un buen ejemplo para analizar el papel del Estado. El acuerdo con Chile contiene una cláusula statu quo por la cual, a partir de la negociación del tratado, no se pueden generar modificaciones de políticas específicas sobre los servicios. Pero, más aun, aparece la cláusula trinquete, en la que se permite avanzar en políticas que signifiquen liberalización, desregulación y privatización de servicios; pero si se avanzó en estas políticas, no se puede retroceder. Si no se avanzó en la liberalización, no se puede promover, ni avanzar en regulación, ni en mayores participaciones del Estado en determinados servicios. En el acuerdo se plantean listas negativas de servicios, en las que se pueden proteger explícitamente determinados servicios y todo lo demás queda liberalizado. Pero los servicios se caracterizan por importantes avances de innovaciones y de nuevos servicios, que al no conocerlos no se pueden explicitar para que no queden afectados al tratado. Por lo tanto, los nuevos servicios quedan totalmente liberalizados y no podemos actuar sobre ellos para promoverlos, para apoyarlos.

Interesa destacar que, por la cláusula de la nación más favorecida, en futuros acuerdos nos pueden exigir la presencia de la cláusula trinquete, así como la utilización de listas negativas. Estas son algunas de las razones que nos llevan a no apoyar en el Parlamento este acuerdo de liberalización de servicios con Chile.

Queremos acuerdos comerciales, pero hay que estudiar sus contenidos y sus impactos antes de firmarlos. Queremos diálogo, debates internos y externos sobre la inserción económica internacional más conveniente. Nos jugamos el futuro de Uruguay.


  1. En Gerardo Caetano (coordinador), América Latina ante los nuevos desafíos de la globalización

Imagen: Ramiro Alonso – La Diaria